Alégrale la Navidad
D esde su fundación, LA PRENSA ha estado siempre comprometida con la comunidad, a la que no solo mantiene informada de lo que sucede en Honduras y en el mundo, sino procura beneficiar de diversas maneras. Una de ellas es la campaña “Alégrale la Navidad, dale un regalo”, que, desde ahora y hasta pocos días antes de Nochebuena, invitará a la ciudadanía y a las empresas de diversa índole a solidarizarse con los niños de la zona de El Merendón y El Ocotillo, para que participen de la alegría propia de la temporada.
Juguetes, galletas, todo aquello que suele hacer feliz a un niño, puede llevarse a las oficinas del diario, el que se encargará que llegue a cientos de ellos en los días previos a la Navidad. Así como los adultos esperamos esta época y disfrutamos tanto las convivencias y agasajos, el dar y recibir regalos, y lo vemos como algo normal y natural, hay en nuestras ciudades cientos, miles, de niños y niñas cuyos padres difícilmente podrán disponer de los medios económicos para hacer algún gasto extra que dé un matiz distinto a estos días.
Pensando en ellos y ellas es que nace esta campaña, que estamos seguros provocará muchas sonrisas y emociones desacostumbradas en los infantes de estos lugares, desprovistos del bienestar material con que cuentan otros sectores de San Pedro Sula.
La Navidad no es solo una época festiva. La conmemoración de la natividad de nuestro Señor Jesucristo, con su profundo mensaje espiritual, también nos habla de la importancia de vivir valores como la generosidad o la preocupación por los demás.
Un Dios que se hace hombre y que se convierte en uno de nosotros; un Dios que comparte las vicisitudes del ser humano, nos da una imponente lección de desprendimiento que no puede dejar de aprovecharse.
Esta campaña es, precisamente, un recordatorio para todos los lectores, un llamado a la conciencia para pensar en los más necesitados, en aquellas criaturas inocentes que, por cierto, se conforman con poco, que están acostumbrados a carecer de muchas cosas y que sueñan con que el Niño Dios les alegre en este diciembre.
Seamos nosotros esas manos de Dios que se extienden hacia ellas, que llevan esperanza y sentido cristiano a una existencia con abundantes limitaciones. Sintamos la enorme satisfacción de convertirnos en la causa de la felicidad de los menos afortunados. La alegría que experimentarán estos niños también será la nuestra. Por algo la Sagrada Escritura dice que hay más alegría en dar que en recibir.