El sentido de la vida
Los tiempos actuales son difíciles de interpretar. El ser humano ha llegado aun momento en su evolución dondeelingenio, lacreatividad, la inteligencia, están cambiando drástica mente la forma de vivir. Nunca antes se había disfrutado de tanto. La inteligencia está creando una realidad que tiempos atrás nunca se hubiera considerado. Un momento en la evolución donde la tecnología se ha instalado en todos los quehaceres de ser humano y está haciendo vidas más fáciles y placenteras. Para los que venimos dela era de los años 70, cuando la televisión era blanco y negro, no había telefonía celular ni internet estamos viendo cosas que en ese momento se veían únicamente en las películas de cienciaficción, ypensábamosque nunca serían realidad. Difíciles de interpretar porque el ser humano en su esencia da la impresión de haber retrocedido siglos. Como que el desarrollo humano ha sido inversamente proporcional al desarrollo tecnológico. Situaciones actuales que recuerdan la época de la barbarie, propia de los tiempos de la Grecia clásica o del Imperio romano. Demasiado odio y rencor. Demasiada violencia física y verbal. Demasiada competencia sinsentido. Demasiada necesidad de os tentación no solo de bienes sino de cualidades falsas. Demasiada confrontación y falta de respeto. Demasiada ambición. Demasiadavanidad. Demasiadoego. Demasiados demasiado. Ante tanta oferta externa para complacer los sentidos como que nos estamos quedando vacíos por dentro. Hemos ido dejando nuestra esenciaenelfondo, sola, aislada. La espiritualidad inherente al ser está limitada a ciertos momentos o días. Fuera de esos instantes nuestros deseos de gratificación inmediata la hacen aun lado. Y las instituciones religiosas que son las llamadas a mantener viva nuestra espiritualidad como que han ido dejando el deber de pastorear almas porque muchos de sus representantes entrega ron la suya a lo mundano y dejaron de ser ejemplo. Por eso, cada día es más frecuente encontrar doctrinas de pensamiento espiritual distinta salo tradicional, que precian la búsqueda individual del Dios interno como fuente indudable de la verdad y el bien. Así, en estos tiempos actuales, de tanta tecnología y la falta de espiritualidad, estamos en un estado donde es más importante lo de diario que lo eterno. En el intervalo de una mesa redonda sobre religión y paz entre los pueblos enalaño2009, el teólogo brasileño LeonardoBoff le preguntó al Dalai La maquea su criterio cuál era la mejor religión. Y este con esa serenidad que lo caracteriza y consciente de la malicia de la preguntale contestó que“la mejor religión es la que te aproximamásaDios, laquetehace mejorpersona. Aquellaquetehace máscompasivo, mássensible, más desapegado, másamoroso, más humanitario, másresponsable, más ético...” Ese es el sentido de la vida personal. Dentro del amar añade emociones, sentimientos y necesidades diarias, evolucionar hacia un estado donde nos volvamos la mejor persona que podamosser. Soloasípodremos re componer una situación actual tan vacía de sentimientos humanos y tan proclive ala violencia. Si deseamos mejorar como humanidad, el cambio debe iniciar en nosotros. No esperemos en los demás lo que nosotros no cumplimos. Y hasta que dejemos de culpar al vecino, al familiar, al Gobierno, a quien sea, de todo lo malo que sucede y no nos hagamos responsables de las decisiones que tomamos y por la porción de planeta que nos corresponde, seguiremos sumidos en esta época de degradación en la que nos revolcamos actualmente. Son tiempos increíbles y extraños. La ciencia y la tecnología en su mejor momento ofreciendo mejor calidad de vida material ya los albores de una atemorizan te inteligencia artificial. Pero somos nosotros, los humanos, los llamados a asegurarnos que nuestro linaje divino se manifieste siempre por encima de cualquier creación y nos recuerde de dóndevenimos.
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