Rojos contra azules
En las pasadas elecciones para elcongreso, losrepublicanos man tuvieron el control del Senado, pero los demócratas recupera ron la Cámara de Representantes, y no hay posibilidades de encontrar un caminoencomún. Elcolormorado no existe, DonaldTrump rompió el jarrón de la civilidad política y no hay manera de pegar sus partes. Lo que antes nos parecía extremista, de pronto se ha convertido en común y corriente en Estados Unidos. Durante su última conferencia de p re ns a,Trumpatacódur amente y se burló de cuatro periodistas. Además, le quitó su credencial de acceso ala Casa Blanca aJim A costa, corresponsal deCNN. Eso sellamacensura, intimidacióny represión, igual en una democracia que en un adicta dura.Trump miente frecuentemente, según las listas que tienenTh eN ew York Times y el WashingtonPost, poresohayuna férrea cobertura de prensa: porque nodicelaverdad, noporquelos periodistas seamos el“enemigo del pueblo”, comoaseguraTrump. El racismo se ha normalizado. Trump- quien le llamó criminales y“violadores” alosinmigrantes mexicanos-ahora se auto define como un“nacionalista ”, sin importar le las terribles connotaciones históricas de esa palabra. Y este Presidente“nacionalista” se acaba de inventar una“invasión” en la frontera con México-a pesar de que miles de refugiados centro americanos y sus niños se encuentran a cientos de millas de distancia enunacaravana. Bienvenidosal universo bizarro deTrump. El Partido Republicano, que tanta resistencia tuvo al candidato Trump, se ha dobla do por completo, ahora hacen lo que él quiere. Podría llamarse el Par ti doTrump. ElsenadorTedCruz, paraponerun ejemplo, aceptó queTrumphici era campaña por él en T ex as a pesar de que insultó personalmente a su esposaysupadre. YelPresidente, en su más reciente conferencia, pareció disfrutar de la derrota de los republicanos que no aceptaron su“abrazo” enlacampaña. Trump dice que está dispuesto a negociar con los demócratas, siempre y cuando la Cámara de Representantes no inicie una investigación en su contra, pero eso viene. Losdemócratas, deseososde una victoria-y un poquito devenganz a-seguramente investigarán al Presidente desde sus declaraciones de impuestos hasta sus negocios de hoteles, y no lo van a soltar ni un centímetro en el caso de la interferencia rusa en las pasadas votaciones presidencial es. ¿Elpronóstico? Dosañosdepeleas. Viene una parálisis en el Congreso enWashington. Nomeimagino ningún acuerdo migratorio, tampoco habrá coop era ciónbi partidista para hacer más accesibles los segurosdesalud. Estees, dehecho, el inicio de la batalla por la Casa Blanca. Lo único que importará desde ahora hasta las votaciones del 3 de noviembre de 2020 es si Trump se quedaos e va. Será un combatehistórico, peromientras esto ocurre, el país está cambiando desde abajo. La in tolerancia en la Presidencia no lo ha infectado todo. El bien llamado“año de la mujer” envió al Congreso en Washington a las primeras dos mujeres musulmanas, alas primeras dos hispanas deTexas, alas primeras dos nativoamericanas ya la primera representante nacida en Corea del Sur. También en Colorado fue elegido el primer gobernador abiertamente homosexual. Haymás. Elnúmero de congresistas hispanos aumentó a 37. Algo raro está ocurriendo en EstadosUnidos. Mientrasmásse diversifica el país, más intolerable y extremista se vuelve Donald Trump.Seránd os años de lucha (o quizá seis ), pero al final, ir remediable mente,Trump va a perder, Estados Unidos es mucho mejor quesuPresidente.
“AlgorAroocurre: mientrAsmás sediversificAeuA, másintolerAble yextremistAse vuelvetrump”