Diario La Prensa

La condición humana

“éxodode migrantesn­os recuerda los ciclos delahistor­ia siempretrá­gicos yaveces grotescos”

- Víctor Meza casatgu@cedoh.org

Los fenómenos sociales, al igual quelosnatu­rales, tienenlaex­traña condición deponer aprueba la condición humana y sacar a flote los vicios y virtudes que, en permanente contradicc­ión íntima, habitan en nosotros. Las catástrofe­s naturales, como las convulsion­es sociales, re mueven las fuerzas profundas de la naturaleza o estremecen y agitan las pasiones humanas. ElhuracánM­itch, undesastre natural de proporcion­es bíblicas, estremeció los cimientos profundos del país, sacando a flote la basura de las alcantaril­las y mostrando también la podredumbr­e moral de muchos compatriot­as. Pero, al mismo tiempo, también re movió los sentimient­os más nobles del agente y mostró los alcances benéficos de la solidarida­d humana. Vicios y virtudes, bondad y mezquindad, egoísmo y compasión, todos juntos en amalgamare vuelta yen lucha permanente. Esparteden­uestra condiciónh­umana. Se me ocurren estas reflexione­s al verlas escenas de nuestros compatriot­as emigrantes, curtidos por el sol, cansados por la prolongada caminata, persistent­es y obstinados en su afán por llegar aloque muchos consideran, entre ilusionado­s y ansiosos, la esperad a tierra prometida, el espacio vital para sus sueños y utopías. Alolargode­l camino, manos amigas de los más les ofrecen pan y abrigo, agua para la sed colectiva, a brazos solidarios. Pero, también, bocas vociferant­es de los menos les insultan y ofenden, conminándo­los a abandonar el territorio ajeno y volver a su patria dolorosa. Ambas actitud es son, cadaunaasu manera, manifestac­iones concretas de la condición humana. Tanto el que tiende su mano como el que muestraelp­uño, expresansi­n querer lo lo esencial de su alma y los alcances de su intrínseca maldad o elemental nobleza. La xenofobia, el odio hacia el forastero, esunade las peores manifestac­iones de la perversida­d humana. Sebasaen la exclusión, en el rechazo ala diferencia, sin saber que precisamen­te es la diferencia lo que nos hace igual esa todos los seres humanos. La in tolerancia hacia el extranjero nos conduce, más temprano quetarde, alchauvini­smo, forma perversa y grotesca del patriotism­o malentendi­do. LeopoldSen­ghor, el poeta africano que se convirtió en el primer presidente de Senegal independie­nteen1960, acuñóel término“negritud” parahacer referencia ala esencia y maltratada identidad del alma africana. Pero también solía utilizar el concepto dela“otredad”, paraenfati­zar en la diferencia como punto de partida de la igualdad. Identidad y diferencia, similitud y disparidad, términos o nociones que expresan el laberíntic­o universo de la condición humana. El éxodo impresiona­nte de miles de centroamer­icanos, especialme­nte hondureños, que huyen de las condicione­s adversas de sus lugares de origen, es un fenómeno social que, como sucede también con los fenómenos naturales, re mueve el fondo del ascosas y saca ala superficie lo bueno y lo malo que habita en nosotros, la porquería que agrede la naturaleza y la maldad que corro e el espíritu de muchos. Sinproponé­rselo, los mi grant es han evidenciad­o ante el mundo el desastre humano que produce y re produce lacorrupci­ón, hanmostrad­olas consecuenc­ias de soportar gobiernos ineptos y corruptos. Al mismo tiempo, sinquererl­o, hanabierto la puerta para que reaparezca­n los demonios del nacionalis­mo intolerant­e, el desprecio racial y el rechazo a los pobres. Qué triste el espectácul­o de unos cuantos centenares de pobres insultando y agrediendo a otros pobres como ellos, en tránsito obligado por territorio­s ajenos. Qué lamentable oír de nuevo los insultos racistas que, in voluntaria­mente, nos recuerdan tiempos que creíamos ya superados: el antisemiti­smo y la violencia nazi contra los judíos; los violentos “pogroms”ocac erías de judíos en laRusiazar­ista; elodioyelr­echazo de los blancos ante los negros; el despreciab­le apartheid en África del Sur; la generaliza­ción absurda e irracional contra el islam y las diferentes corrientes musulmanas, hasta llegara esa visión intolerabl­e que ve enlose migran tesla variante infernal de la“invasión parda ”… El éxodo de los emigrantes nos recuerda que la historia suele repetir sus ciclos, casi siempre trágicos y con frecuencia grotescos. Una vez como tragedia y otra vez como farsa, escribió Carlos Marx parodiando a su viejo maestro He gel. Y también, elmismoaut­or, comparó con a cierto el silencioso trabajo de los top os con las corrientes ocultas delahistor­ia. Porlovisto, elviejo topo ha reaparecid­o en Centro américa.

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