La condición humana
“éxodode migrantesnos recuerda los ciclos delahistoria siempretrágicos yaveces grotescos”
Los fenómenos sociales, al igual quelosnaturales, tienenlaextraña condición deponer aprueba la condición humana y sacar a flote los vicios y virtudes que, en permanente contradicción íntima, habitan en nosotros. Las catástrofes naturales, como las convulsiones sociales, re mueven las fuerzas profundas de la naturaleza o estremecen y agitan las pasiones humanas. ElhuracánMitch, undesastre natural de proporciones bíblicas, estremeció los cimientos profundos del país, sacando a flote la basura de las alcantarillas y mostrando también la podredumbre moral de muchos compatriotas. Pero, al mismo tiempo, también re movió los sentimientos más nobles del agente y mostró los alcances benéficos de la solidaridad humana. Vicios y virtudes, bondad y mezquindad, egoísmo y compasión, todos juntos en amalgamare vuelta yen lucha permanente. Espartedenuestra condiciónhumana. Se me ocurren estas reflexiones al verlas escenas de nuestros compatriotas emigrantes, curtidos por el sol, cansados por la prolongada caminata, persistentes y obstinados en su afán por llegar aloque muchos consideran, entre ilusionados y ansiosos, la esperad a tierra prometida, el espacio vital para sus sueños y utopías. Alolargodel camino, manos amigas de los más les ofrecen pan y abrigo, agua para la sed colectiva, a brazos solidarios. Pero, también, bocas vociferantes de los menos les insultan y ofenden, conminándolos a abandonar el territorio ajeno y volver a su patria dolorosa. Ambas actitud es son, cadaunaasu manera, manifestaciones concretas de la condición humana. Tanto el que tiende su mano como el que muestraelpuño, expresansin querer lo lo esencial de su alma y los alcances de su intrínseca maldad o elemental nobleza. La xenofobia, el odio hacia el forastero, esunade las peores manifestaciones de la perversidad humana. Sebasaen la exclusión, en el rechazo ala diferencia, sin saber que precisamente es la diferencia lo que nos hace igual esa todos los seres humanos. La in tolerancia hacia el extranjero nos conduce, más temprano quetarde, alchauvinismo, forma perversa y grotesca del patriotismo malentendido. LeopoldSenghor, el poeta africano que se convirtió en el primer presidente de Senegal independienteen1960, acuñóel término“negritud” parahacer referencia ala esencia y maltratada identidad del alma africana. Pero también solía utilizar el concepto dela“otredad”, paraenfatizar en la diferencia como punto de partida de la igualdad. Identidad y diferencia, similitud y disparidad, términos o nociones que expresan el laberíntico universo de la condición humana. El éxodo impresionante de miles de centroamericanos, especialmente hondureños, que huyen de las condiciones adversas de sus lugares de origen, es un fenómeno social que, como sucede también con los fenómenos naturales, re mueve el fondo del ascosas y saca ala superficie lo bueno y lo malo que habita en nosotros, la porquería que agrede la naturaleza y la maldad que corro e el espíritu de muchos. Sinproponérselo, los mi grant es han evidenciado ante el mundo el desastre humano que produce y re produce lacorrupción, hanmostradolas consecuencias de soportar gobiernos ineptos y corruptos. Al mismo tiempo, sinquererlo, hanabierto la puerta para que reaparezcan los demonios del nacionalismo intolerante, el desprecio racial y el rechazo a los pobres. Qué triste el espectáculo de unos cuantos centenares de pobres insultando y agrediendo a otros pobres como ellos, en tránsito obligado por territorios ajenos. Qué lamentable oír de nuevo los insultos racistas que, in voluntariamente, nos recuerdan tiempos que creíamos ya superados: el antisemitismo y la violencia nazi contra los judíos; los violentos “pogroms”ocac erías de judíos en laRusiazarista; elodioyelrechazo de los blancos ante los negros; el despreciable apartheid en África del Sur; la generalización absurda e irracional contra el islam y las diferentes corrientes musulmanas, hasta llegara esa visión intolerable que ve enlose migran tesla variante infernal de la“invasión parda ”… El éxodo de los emigrantes nos recuerda que la historia suele repetir sus ciclos, casi siempre trágicos y con frecuencia grotescos. Una vez como tragedia y otra vez como farsa, escribió Carlos Marx parodiando a su viejo maestro He gel. Y también, elmismoautor, comparó con a cierto el silencioso trabajo de los top os con las corrientes ocultas delahistoria. Porlovisto, elviejo topo ha reaparecido en Centro américa.