Volver a lo básico
Aunque las comparaciones son odiosas, señala la sabiduría popular, es muy saludable echar mano de ella como espejo para observar la propia imagen y así romper el enclaustramiento al que, como defensa, acuden sociedad e individuos. Señalamos lo anterior por la reciente noticia proveniente de Francia en la que se da a conocer el paso que se intenta dar, nada nuevo, tras el desborde de la tecnología como solución a los problemas, también sociales e individuales. Tras los pasos de avanzada, con gran peso también en retroceso, el sistema educativo francés, en las escuelas, vuelve a lo básico: leer, escribir, contar, respetar. ¿Cuál es lo fundamental en la educación, en la cultura? Para algunos, sobre todo hace unos años, la educación técnica; más recientemente el mundo tecnológico y el de la comunicación sin fronteras, con pesada carga de alienación, como pérdida de la personalidad. “La cuestión principal de nuestra época”, dice Jean-Michel Blanquer, ministro de Educación en el gobierno del presidente Emmanuel Macron, “es cómo este mundo cada vez más tecnológico puede ser un mundo cada vez más humano”. El reciente estudio dado a conocer por el Instituto Nacional de Estadísticas evidencia la necesidad de llegar, no de volver, a lo básico, pues todavía el analfabetismo alcanza un alto nivel en nuestro país, sobre todo en el área rural y en la población adulta, aunque el horizonte con exigencias cada vez más urgentes e inmediatas para subsistir evidencian aumento en los porcentajes, que en 2017 eran del 11.8% y en este año llegaron al 12.8%. Leer y escribir, ese paso fundamental que medio abre posibilidades en la sociedad, cada vez más exigente en los ámbitos educativo, capacitación y profesionalización. Unos están de vuelta; otros muy distantes de esas metas. El informe anual del INE muestra esas carencias endémicas que condicionan y marcan la vida de miles de familias, en particular de los centenares de miles de niños que desde temprana edad trabajan, muchos de ellos en la agricultura de subsistencia, sin integración al sistema educativo o abandonándolo por exigencias de la pobreza. Es toda una red cuya punta para unos es la educación; otros señalan la pobreza; no pocos la inseguridad, y los más teóricos pero realistas, el sistema sobre el que se desarrollan las actividades económicas, políticas y sociales. Unos van y otros vienen, así es la vida. En el caso de Honduras, el paso lento de la ida nos hace admirar a los que regresan con experiencia, no siempre favorable, pero sí aleccionadora para aprender, rectificar y aferrarse a lo básico con lo nuevo de respaldo.