La integridad
Cuando observamos el devenir de la sociedad humana en sus movilizaciones nos damos cuenta triste mente de que algunos aprecian la integridad, mientras que otros la niegan con sus actitud es, procedimientos, reaccionesy faltas de veracidad. Urge que en el seno de la familia se instruya, se enseñe y se proporcionen todos los conocimientos pertinentes de este valor a las nuevas generaciones para que venga a rescatar a este país del mal ejemplo que los su puestos líderes manifiestan acomodando todo para su beneficio y no del pueblo. Bien dice elLic.ManuelC hinchilla al respecto en su libro sobre valores :“Las personas con integridad no juegan a la carta falsa acomodándose alas posiciones ventajosas que el momento de termina. Son probos, transparentemente honrados y con una altamoralidad, dondenohay cabida para las bajezas de la iniquidad”. Este es el tipo de hombre y mujer que necesita Honduras, donde los principios se imponen ala malicia y la bondad ala maldad. Donde no se busca solo lo propio, sino que sebusca, sobretodo, elbien delosdemás. Si tan solo estos señores y señoras que están en eminencia se empaparan de los grandes ejemplos que las Sagradas Escrituras nos enseñan, como el casodeJob, queadmitióque comparado con Dios no era en lo absoluto puro, confesando que en su corazón habita el pecado; pero cuando hablaba de su integridad se refería a que intentaba con todas sus fuerzas que sus relaciones consigo mismo, con su familia, consusamigos, con el prójimo en general y con Dios fueran correctas. Su sentido de responsabilidad erairreprochable. Enel inolvidable drama de la vida deJob, la adversidad choca de frente con la integridad, y esta última prevalece. Su confianza firme en Dios, su paciencia y humildad han venido a convertirse en lecciones objetivas para todas las generaciones humanas.