Diario La Prensa

Frijoles controvers­iales

Frijolesy tortillas lograron despertare­n los hondu reños identidady orgullo nacional

- Elisa M. Pineda e_ pinedahn@yahoo.com

Ha sido motivo de discusión, especialme­nte en redes sociales, si en Honduras comemos frijoles o no, todo a partir de un video, que se convirtió en viral, en el que una mujerhon dure ña su puesta integrante del acara van ad emigrantes que se encuentra en territorio mexicano, se queja de la comida, aduciendo que les dan frijoles y tortillas, y que eso es comida para cerdos. Esto sirvió como detonante para que abundaran mensajes destinados a reivindica­r los frijoles como parte esencial de la gas trono mí ah on dure ña, como reclamo alas palabras de la mujer; algunos fueron un poco más allá, no solamente señalando, sino atacando la actitud “malagradec­ida” de la protagonis­ta de aquel infortunad­o video. Porunmomen­to, devariosdí­aspor cierto, el tema central de la crisis migratoria que sí existe y que solamente ha sido evidencia do por la multitud que decidió desplazars­e en grupo por las razones que sea, dejódesere­l centro de atención, desplazado por supuesto, por los frijoles. Los mensajes de reproche ante la actitud de los migrantese­n México no se hicieron esperar, otros de mostraron el comportami­ento poco amable y nada educado dem uch oshondureñ os de la caravana. Hubo más de alguno que diera a conocer otra cara, la del agradecimi­ento, ladela sonrisa–avecesadol­orida- comoúnica forma de expresión ante los gestos de buenavolun­tad. Este caso solamente nos demuestra que la realidad no es una sola, sino múltiple; que la informació­n transmitid­a desde lo emocional, sin el tamiz delicado de la objetivida­d, la hace una versión más, interesant­e, atractiva y viral, pero al fin y al cabo poco sustancial. Los frijoles y las tortillas, sin embargo, lograron curiosa mente lo que muchos otros temas no despiertan en los hondureños: la identidad y el orgullo nacional. Dolía ver y escuchar ala mujer, replicada una y otra vez, diciendo semejante cosa sobre el plato principal en las mesas catrac has .¡ Que no se metan con los frijoles y las tortillas! Porque en ellas se ve plasma da nuestra cultura gastronómi­ca, porque en el fondo, es de las pocas cosas que logran unirnos a todos los catra ch os, sinimporta­rla condición socio económica. Este tema también puso de manifiesto la necesidad de trabajar por fortalecer la autoestima nacional, tan dañada. Nos hemos acostumbra­do tanto a lo malo, que hacemos eco de cualquier cosa que ponga en entre dicho nuestra hondureñid­ad. Elvideodel­amujer, másalládes­er una muestra de ingratitud, loesde frustració­n. Noesalgoan­ormal. Más de alguna persona que haya tenido la oportunida­d de llevar algo de comida, ropa e incluso juguetes a quienes pasan por serias dificultad­es, aún en territorio patrio, se habrá encontrado con la frustració­n que gen eran las expectativ­as in alcanza das, y entonces vienen las palabras que resultan dolorosas, pero que son su única vía de escape, como ejemplo: ¿notieneotr­acosa?, estamos cansados de comer solamente esto. Dar sin esperar nada a cambio no es fácil para nadie, es un reto que superar, de forma particular sino logramos comprender que las situacione­s vi vidas por los otros, tan parecidos, pero al mismo tiempo tan distantes ya veces de trato tan tosco, los hacen actuar de manera poco agradable. Es importante no hacer leña del árbol caído, especialme­nte si se trata de nuestra propia identidad; no contribuya­mos a auto etiquetar nos como personasgr­oseras, ingratasyo­diosas; loshondure­ñ os somos muchas cosas buenas que tenemos que aprender a veryrecono­cer. Somos gente luchador a, de trabajo, hospitalar­ios, cálidosene­ltrato. Honduras no es una tierra de gente de escasovalo­r, todolocont­rario. Ojalá logremos a similar estoy dejemos de convertir nos encaja de resonancia de todo aquello que únicamente señal a lo malo de nuestra gente ya generar odio hacianosot­ros. Es indispensa­ble señalar otros temas quenosaque­jan, quesongrav­es: lafalta deoportuni­dades, laviolenci­aconla que con vivimos, la impunidad que nos su me en la desgracia. Que la pasión con la qued estacamos los frijoles con orgullo, sea la misma con la que exijamos que nadie esté por encima dela ley en Honduras, no solamente cuando se trata dela ley de la gran nación del norte.

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