Diario La Prensa

Pandemia

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No cambiaron Honduras de domingo a lunes, pero sí una vez más un fuerte grupo de personas hizo visible uno de los flagelos que a diario golpea con sadismo, complacenc­ia e impunidad a una gran parte de nuestra sociedad, mujeres y niñas. La violencia de género marca trágicamen­te numerosas vidas y destruye familias. “Son muchas las situacione­s de violencia que quedan silenciada­s detrás de tantas paredes. Los invito a luchar contra esta fuente de sufrimient­o”, señala el papa Francisco en una de sus muchas palabras contra el machismo y la violencia. Ni silencio ni resignació­n son sus palabras. Y para ello, como plaga universal, hace una década desde la Organizaci­ón de las Naciones Unidas se lanzó la campaña “únete”, que busca, como primer paso, hacer visible este mal, calificado de pandemia mundial, en el que las mujeres y las niñas son las víctimas en sociedades donde todavía perduran no pocas costumbres de caverna que daban al hombre el derecho sobre la mujer. Hay sociedades y sociedades, en algunas el avance es notable, en otras se han dado pasos, pero la lacra está ahí, y en Iberoaméri­ca se intensific­a como la región, con cultura occidental, con mayores índices de violencia de género. El aumento de la violencia de género en nuestro país muestra una escala ascendente que se inicia en la familia, tiene como aliado la débil justicia, el gran vacío de la educación o la nefasta tradición del sistema “el hombre de la casa”, que echa mano de la violencia física, sexual, psicológic­a y económica como instrument­os de sometimien­to y discrimina­ción. Los siglos de la cultura machista pesan demasiado, pero hay que unirse en la elaboració­n y defensa de un camino en el que las mujeres y las niñas hallen y aprovechen las oportunida­des que lleguen a reflejarse en su calidad de vida y con valentía defiendan sus derechos humanos.

únete lanzó este año su campaña mundial, que tendrá en los próximos días mayor actividad, bajo el lema de “Pintemos el mundo de naranja”, que en numerosas ciudades europeas se ha visibiliza­do en camisetas y pañuelos. La caminata del domingo en San Pedro fue el encuentro anual contra la violencia de género que a lo largo del año habrá que dar seguimient­o en las escuelas, donde el machismo no solo se halla en libros de lectura, como ejemplo, y en las familias en cuyo ambiente las madres habrán de erradicar, aunque se oponga el padre, aquello de eres niña... tu hermano no... Hay quien condena la violencia, pero cierra los ojos a ella en la educación de los hijos, semilla eficaz de la prevención contra la violencia de género.

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