Carta magna
Nuestra constitución política vi gente del año 1982 ha sido constante y consuetudinariamente violenta da y ultrajada a lo largo de los años de nuestra ‘vidademocratica’. Ellose ha realizado aun contra la sapiencia de los constituyentes, quienes con una visión de futuro se aseguraron de establecer fronteras jurídicas claras con el fin de establecer un verdadero Estadodederecho. Una de las columnas más importantes de la edificación jurídica es el respeto ir restricto alacartamagna, lacualbajoel principio de supremacía se alza como la fuente y guía de todo ordena miento secundario. De esamanera, lasendonormas y peri normas se entrelazan en un perfecto entramado de jerarquía normativa. Precisamente, eslaobservancia de los preceptos constitucionales más altos los quede terminan la salud política y social deunanación, seaquenos refiramos a Francia, Estados Unidos, Honduras o cualquier otro país republicano. Sin embargo, aun con todo ese peso moral, histórico y normativo, los políticos decir cose han encargado de hacer una burda representación de algo tan serio como es nuestra Constitución, juegan con ella a su antojo, cual si fuese una marioneta que debe acomodarse siguiendo el mover de los hilos desde la oscuridad de la impunidad. Ese texto cuasi perfecto de nuestra carta suprema establece en sus partes dogmáticas, orgánicas y pragmáticas el ensalzamiento del ajusticia y la ley como rectoras perennes de toda forma de actuación de los ciudadanos, así como los límites expreso sal os gobernantes. El texto es extraordinario en su alcance y sabiduría normativa, mas la realidad es que ha sido pisoteada en el polvo por los violenta dores y traidores ala patria, quienescomoamos feudales creen estar por encima del o que marca nuestra legislación. Si tan solo se cumpliera la primera expresión del artículo primero, queselee: Honduras es un Estado de derecho ... no viviéramos en un Estado fallido que ya colapsó ahogado en sus propias aguas estancadas de barbarie y corrupción.