El bolígrafo
El bolígrafo materializa lo que pasa por la mente, convierte en símbolos legibles los pensamientos, es la extensión de la mano que escribe. También puede representar “clase”, cuando es cuidadosamente seleccionado por su usuario, de acuerdo a la importancia de su obra maestra. Parecemos niños cuando vemos muchos bolígrafos reunidos; admiramos su diseño, cualidad que permite distinguirlos de acuerdo a su trazo en el papel y que va dirigida a amplios segmentos de la población de acuerdo a las necesidades que posean. Es una invención que se beneficia de la gravedad, ya que ella hace que la tinta fluya sobre la punta cuando comienza a girar un pequeño balín al momento de hacer fricción sobre el papel. Es un instrumento que es irremplazable, a pesar de que se ha visto amenazado por el avance de medios de escritura tecnológicos. Su invención ocurrió en 1938, gracias a la creatividad y buena observación de un periodista húngaro; como todo invento surgió de una necesidad de mejorar los métodos que había. ¡Y pensar que un juego de canicas de un grupo de niños ayudaría para crear algo tan útil para toda la humanidad! Un instrumento que está y seguirá presente en el desarrollo de nuestras habilidades de comunicación, siendo el responsable de nuestros primeros garabatos sobre el papel, dándole legalidad a nuestras acciones cuando escribimos la firma sobre un papel. Es por esto y mucho más, el instrumento que existirá siempre junto a la humanidad, ya que todo ser humano que cuente con un nivel mínimo de escolaridad ha manipulado alguna vez un bolígrafo. ANDY SAUCEDA