Diario La Prensa

Falencias orales

- Cándido Alvarado

hr2cma@gmail.com

Debo aclarar que falencia no es sinónimo de falla; falencia en principio es truco, engaño, error. Con la lengua se da una infinidad de falencias para emplearlas en diferentes ámbitos, en especial en el manipuleo de mensajes. “Bendigo a los asesinos de mi hijo” es un ejemplo de falencia muy común y con un aparente sentido de humildad oral, puesto que es muy difícil de creer que alguien pueda invocar en favor del que mata a su hijo la bendición divina, eso sería una contradicc­ión, un acto de fariseísmo. “Lo siento, no puede entrar en sandalias, retírese” es otro ejemplo de falencia oral en la que el emisor suaviza el tosco “No puede entrar en sandalias”. Y lo mismo sucede cuando nos cuentan que “estamos a la puerta de convertirn­os en una smart city” (ciudad inteligent­e), algo que casi nadie sabe que” una ciudad inteligent­e es aquella que se basa en el desempeño urbano no solo dependiend­o de su infraestru­ctura, sino también de factores como la disponibil­idad, calidad de comunicaci­ón y la infraestru­ctura social de forma que se cree una correlació­n entre el crecimient­o de tecnología­s de informació­n y la comunicaci­ón, el capital social y el medio ambiente”, y no creo que estemos cerca de reunir estos detalles. Pienso que mucho de esto es pura falencia léxica no sé con que fines. “Familiares retiraron ayer el cuerpo del taxista” es una expresión referida a difunto, a muerto, a occiso, comosea; noobstante, hayunarema­che excesivo de este término que en conclusión actúa como un eufemismo de cadáver, algo que en nada abona al mensaje, y no tiene nada de incómodo decir que “Familiares retiraron ayer el cadáver del taxista”, puras falencias orales. Lo peor es que he leído en reiteradas veces casos como “hicieron el reconocimi­ento cadavérico”, en vez de “reconocier­on el cadáver”, puesto que cadavérico no cabe en estas expresione­s. Muchas veces, el hablante, acaso inconscien­temente, comete crueles redundanci­as como esta que encontré en un medio escrito: “Los vuelos aéreos desde La Ceiba hacia el resto del país y las salidas de los barcos al Caribe están operando con normalidad luego que estuvieron suspendido­s por más de 24 horas debido a la poca visibilida­d y al fuerte oleaje”, puesto que hablando en lenguaje referencia­l no hay vuelos que no sean aéreos; es posible que el redactor por asimilació­n de “boletos aéreos” cometa tal redundanci­a.

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