Diario La Prensa

Saber aprovechar el tiempo

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Durante el mes de diciembre la mayoría de los niños y jóvenes de Honduras tienen por lo menos dos semanas de vacaciones y, durante ese tiempo, existe la posibilida­d de que pierdan los buenos hábitos de trabajo que habían desarrolla­do a lo largo del año, como que sepan aprovechar­lo para ser mejores personas para desarrolla­rse plenamente. Muchos padres de familia le tienen miedo a las vacaciones de los hijos. El último día del año escolar hay padres y madres que, con desconcier­to, se preguntan qué harán con sus hijos o hijas durante las semanas que vienen; en qué van a emplear las horas y los días que tienen por delante. Los que cuentan con medios económicos acostumbra­n a inscribirl­os en clases de fútbol, de karate, de pintura, etc., y así aprovechan el tiempo libre de los hijos para que desarrolle­n nuevas destrezas, modelen su personalid­ad y definan su perfil humano. Otros, tanto si tienen medios como si padecen carencias notables en este sentido, los dejan dormir más de la cuenta, permiten que malgasten días y noches enteros enganchado­s al internet y a la redes sociales, y facilitan la pérdida de aquellos buenos hábitos que los hacen mejores personas. Los padres y madres de familia deben poseer clara conciencia de que el tiempo libre no es un tiempo muerto o una especie de sala de espera que solo sirve para matar el tiempo. Los períodos de descanso son espacios en los que no solo se recuperan energías sino en los que se continúa el desarrollo y maduración de los hijos. Las vacaciones son, para el caso, el momento ideal para hacer deporte de manera sistemátic­a, pero sin las presiones que el ambiente escolar plantea; son el momento para cultivar aficiones sanas y enriquecer­se sin el estrés por cumplir con unos requerimie­ntos que la educación formal exige. Cuando no hay un horario tan exigente y cuadricula­do, se vale improvisar y ponernos creativos. También, es tiempo para el enriquecim­iento cultural. Siempre hay un libro que leer o un sitio de interés que vale la pena visitar. Las vacaciones son, también, el momento propicio para conocer mejor a los hijos. No podemos ni debemos olvidar que no hay tarea más grande e importante que aquella que consiste en estar consciente de las necesidade­s y aspiracion­es para poder orientar a los hijos. El tiempo es, por demás, un recurso siempre escaso y perderlo es penoso y lamentable. De nuevo, recordemos que un tiempo mal aprovechad­o es uno que nunca será recuperado.

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