Espíritu navideño
Nostalgia, alegría, mes último del año donde muchos se trazan las metas que quieren para el siguiente. Otros solo se limitan a gastar el dinero de manera desordenada lo mucho o lo poco que tienen, aprovechando los descuentos de fin de año. Si caminamos por el centro de la ciudad, nos encontramos con un hervidero de personas caminando en sus aceras y calles; nos chocamos unos con otros, donde debemos estar prestos ante cualquier sorpresa que nos puedan dar los “amigos de lo ajeno”. Todos con un único fin de adquirir artículos que se consideran necesarios y compartirlos con la familia en ese momento de recogimiento que solo la temporada navideña nos brinda. Pláticas interminables, juegos de naipes entre los varones, charlas y comentarios de experiencias amorosas entre las mujeres en las redes sociales. Las más señoras se encargan de elaborar comida típica del momento con la ayuda de los más jóvenes, etc. Aquí es donde se afianzan las relaciones interpersonales, se liman asperezas entre los miembros; hacemos nuevas amistades o hasta surgen romances producto de ese momento de irnos conociendo cuando interactuamos. En definitiva se afianza la familia siendo la base de la sociedad; esta sociedad que cada vez se vuelve más fría e indiferente ante las necesidades del prójimo. Una época donde bebemos sin tener sed, comemos sin hambre, compramos ropa sin necesitarla, adquirimos artículos que tal vez no podremos pagar donde todo esto es vacío del alma. Tengamos presente que compartir con quien necesita, vestir al desnudo y curar al herido nos llenará y nos hará personas plenas. Esto es el Espíritu Navideño. ANDY SAUCEDA