Dinamarca tiene una isla para enviar a los inmigrantes “indeseados”
a la que enviarán a los inmigrantes “indeseados” en Dinamarca
E
l Gobierno de Dinamarca anunció que albergará a los extranjeros “indeseados” en una isla diminuta, casi inaccesible, donde se encuentran un crematorio y los establos de un centro dedicado a la investigación de enfermedades contagiosas con animales, informó el New York Times.
El plan -incluido en los presupuestos acordados entre el Gobierno liberal-conservador y el xenófobo Partido Popular Danés (DF)- afecta a peticionarios con solicitud de asilo rechazada que han cometido delitos graves y criminales extranjeros que no pueden ser devueltos a sus países porque no los aceptan o se arriesgan a sufrir torturas. Dinamarca cuenta desde 2016 con un centro en Kærshovedgård para extranjeros pendientes de expulsión pero, ante las informaciones de los últimos meses en prensa sobre los problemas de delincuencia generados en la zona por los internos, el Gobierno ha decidido ahora destinar a los más peligrosos a una isla. “Los extranjeros que han abusado de la confianza de la sociedad danesa y cometido actos criminales deben tener las condiciones más austeras posibles y ser controlados de forma consecuente”, dijo hace unos días la ministra de Integración, Inger Støjberg. Støjberg, la cara más visible de la dura línea en inmigración del Gobierno de Lars Rasmussen, ya había asegurado dos años atrás, cuando se presentó el centro de Kærshovedgård, que el objetivo era hacerle la vida “lo más insoportable posible” a ese grupo de extranjeros. El nuevo centro estará situado en Lindholm, isla al sureste del país destinada desde hace un siglo a experimentos con enfermedades contagiosas para animales y hasta julio bajo control del Instituto de Veterinaria de la Universidad de Lyngby (Copenhague). Las labores de limpieza de la isla -sin residentes permanentes desde hace décadas- obligarán a que hasta 2021 no esté listo el centro para internos, que tendrá un centenar de plazas y para el que se destinarán 759 millones de coronas danesas (algo más de 100 millones de euros) los próximos cuatro años. La isla estará controlada por las au- toridades penitenciarias y habrá policías patrullando y, aunque los internos podrán abandonarla durante el día en transbordador hasta la pequeña localidad de Kalvehave, deberán regresar de noche.
Martirizar. El paquete incluye otras medidas destinadas a conseguir que más refugiados regresen a sus países como dificultar “hasta el límite de los compromisos fijados por las convenciones” la prolongación de permisos de residencia y un descenso de las ayudas económicas. “Estamos muy preocupados por las nuevas reglas, que dan aún más provisionalidad e inseguridad, menos ayudas y peores opciones de educarse. Es muy duro, destruirá familias”, criticó el secretario general de la oenegé Ayuda al Refugiado, Christian Friis Bach. Coincidiendo con la oleada de refugiados llegados a Europa hace tres años, el Gobierno de Rasmussen endureció aún más la estricta política de asilo y extranjería que impera en Dinamarca desde el cambio de siglo, con medidas polémicas como una ley para confiscar dinero y objetos de valor a peticionarios para costear su estancia. “Hemos dicho que hay que encontrar un lugar donde colocar a los solicitantes de asilo rechazados que sean criminales, dónde esté no importa tanto”, declara ahora la líder socialdemócrata, Mette Frederiksen, que en sus tres años al frente del partido ha apoyado todas las medidas restrictivas en inmigración del Gobierno.
“Nadie los quiere en en este país”, advirtió el Gobierno danés a los migrantes con antecedentes criminales o que se les haya negado el asilo