Gracias por siempre, ¡maestros!
“los doctores gaspar vallecillo molina y mario alfredo zambrana venían de una época donde la medicina era vocación y no negocio”
Enellapsodeunmes elgremiode los ginecólogos y obstetras del país se ha visto entristecido por el fallecimiento dedos de sus integrantes. El Dr. Gas par V al lecil lo Mol in ay elDr. M ario Alfredo Zambra na. Referentes absolutos y genuinos de una época de oro en el desarrollo deestaactividad. Muchasveces antagonistas en opiniones y juicios, ambos fueron pilar es de acero sobre los cuales se desarrolló una forma de ejercer estar ama de la medicina. Dieron cátedra excelsa durante años en el Hospital Materno Infantil de Tegucigalpa. ElDr. Zambrana, comoeleterno director del departamento de Gin ecología del Materno Infantil. A él se debe la creación del programa de pos grado de esa especialidad en la Un ah. Hombre de mirada penetrante e inquisitiva, de hablar pausa do y medido, investigador y coautor de capítulos de textos de gin eco obstetricia usados en escuelas de Medicina de Latino américa, apasionado dela fisiología de la contracción uterina. Su liderazgo se basó en el respeto, el buen trato a sus colaboradores, las normas, y búsqueda de la excelencia. ElDr.V al lecil lo fue más beligerante ensupersonalidad. Inconformede las formas, intolerante con la mediocridad, voz de los que no podían hablar, director general del Hospital Escuela, fundador delaSociedad de Medicina Peri natal de Honduras, columnista mordaz de diario El heraldo y autor de 2 libros de contenido social: Memorias del Silencio y La Honduras que me duele. Pero su legado más importante no tiene que ver con fama o bienes. No tiene que ver con ego profesional. No tiene que ver con logros materiales. Son referentes de una manera elegante y honorable del ejercicio de la medicina. Eran parte de una élite de profesional esa los que se les llamó maestros. De una casta en extinción. Y ese reconocimiento tiene que ver con la excelencia con la cual vistieron una profesión. Vienen de una época donde el médiconosoloera, sinoqueparecía. Dignos, honorables, educados, mesurados, éticos, estrictospero no por eso menos humanos. Eran profesionales comprometidos con su papel de sanadores. Man tenían la distancia justa que la profesión ameritaba. Cuidaban mucho su imagen y desligaban su profesión de sus vidas particulares. Pordondepasaban eran reconocido s con respeto. Venían de una época donde la medicina era vocación y no negocio. Donde se respeta bala edad, la experiencia y la jerarquía. Fueron un ejemplo para los que nos forjamos con ellos. Nos enseñaron a ser médicos. Era un placer acompañar los en sus visitas matutinas en sus salas de hospitaliza cióndelMa terno Infantil. Una mezcla de terror y admiración. Un“nose” a una de sus preguntas era unaignominia. Rígidos, inquisitivos, exigentes. Eran un espectáculo de ejecutoria. Fue un honor caminar a su lado y aprender de ellos. Las universidades actualmente han olvidado ese pequeño detalle en la formación de los médicos. Olvidaron la parte formativa humana, se limitan a lo científico. No caen ala razón que no se trata solo de dar títulos. Que involucra una gran responsabilidad el formar profesionales de calidad conscientes de su papel en la sociedad. Asíeraantes. Asídebería serahora. Ese fue e llegado delDr.Zamb rana yelDr. Vallecillo. Elorgullodesu recuerdo por el impecable ejemplo de vida profesional y por su remarcable influencia en la formación de generaciones de médicos y ginecólogos. El orgullo para sus familias, sus amistades, suspacientes. Yeltiempo pasará, pero sus nombres siempre serán pronuncia dos con respeto y honor. Probablemente ese sea el sentido delavida. Trascenderla propia existencia. Dejar una buena historia. Gracias por siempre ,¡ maestros!