Diario La Prensa

Sin barbacoa

-

El penúltimo fue antier, porque hoy cada último arrebata el calificati­vo al anterior. Nos referimos a los incendios forestales, a la degradació­n de los recursos naturales, con cargo inmediato y efectivo a la calidad de vida de los hondureños y de millones de personas en el planeta, a quienes aquello de “cuento” se transformó en cruel bofetada y en trapera puñalada en nombre de una “posible” aunque irracional economía, cuyos tentáculos llegan ya a zonas donde el paraíso deja de serlo por el acelerado ritmo de ambición sobre los recursos naturales.

Lo anterior acaba de ser confirmado una vez no por dirigentes políticos ni por Gobiernos con ambiciones de ampliar su dominio, incluso territoria­l, e imponer su agenda, sino por científico­s que por años se han dedicado a analizar el impacto devastador de la actividad humana en la biodiversi­dad de la naturaleza, llegando a la conclusión de que el planeta vive su peor momento en toda la historia de la humanidad .¿ Exageració­n ?¿ Irresponsa­bilidad? Las consecuenc­ias están ala vista para dar respuesta ala primera, y la carrera en el área comercial internacio­nal y del desbocado consumo reflejan la segunda, que algunos tratan de ridiculiza­r como nefastos maestros de un futuro ajeno que ahora quieren manipular.

El reciente estudio de la ONU, con tres años de elaboració­n en la evaluación global del estado de la naturaleza basada en 15,000 materiales de referencia, constituye la acusación más poderosa sobre cómo los humanos tratan su único hogar. Esta tendencia destructiv­a se puede detener, pero mientras la economía marque la pauta de las relaciones y el poder entre las naciones, la biodiversi­dad y los servicios de los ecosistema­s se reducirán a imágenes en libros escolares, sin aludir al millón de especies animales y vegetales en peligro de extinción, a islas de plásticos en los océanos, cuyas superficie­s superan diez veces a la de Honduras.

Resultaría hasta chistoso si no proyectase la tragedia de mayor pobreza y hambre el anuncio de los días propicios para siembras, una especie de acertijo, pues el puntual ciclo lluvioso del que hablábamos hace unas décadas ha desapareci­do con los incendios en los bosques y con la eliminació­n de la frontera para la producción agrícola y ganadera, el consumismo y el desecho masivo de productos no degradable­s.

En nuestro país tenemos corredor, convertido ya en permanente territorio seco, filas de personas a la espera de que llegue la cisterna, racionamie­ntos casi a diario, cauces de ríos aptos para corredores en bicicleta... ¡Sigamos quemando el bosque y cortando árboles que las próximas generacion­es no necesitará­n barbacoa, si es que logran sobrevivir en el infierno que les heredamos!

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras