Erizos: dulces y silenciosas mascotas
SÉPALO -
Por naturaleza suelen ser nerviosos y solitarios, pero una vez que se acostumbran a usted se vuelven dóciles; sin embargo, cada uno tiene su propia personalidad, así que no le extrañe encontrarse con algún huraño. El erizo enano o pigmeo africano es la especie más común que se maneja: llega a medir de 10 a 22 centímetros de largo en su madurez y pesar de 400 a 700 gramos.
“Este roedor, a diferencia de la mayoría, en lugar de pelo en todo su cuerpo tiene espinas en sus costados y en la espalda que le ayudan a defenderse de otros animales”, explica el médico veterinario zootecnista Raymundo Cantú Cavazos.
“Pega la nariz a su ombligo para encorvarse, apunta sus espinas en todas direcciones y empieza a respirar de manera muy rápida. Esta hiperventilación le permite hacer vibrar su espalda para mover sus espinas de arriba abajo, como un mecanismo de defensa”, señala.
De aquí la importancia de su interacción con el pequeño mamífero. Al principio, a la mayoría de los erizos no les gusta que les acaricien las espinas.
Así que empiece por sostenerlo suavemente, deje que explore sus manos y brazos para que se familiarice con su aroma. Considere que su nariz es su sentido más activo. Cuando se dé cuenta de que usted no representa una amenaza, comenzará a sentirse cómodo, y una vez que entre en confianza podrá tocar cuidadosamente su espalda.