Recién llegados los gatos salen a explorar
Cuando llega un minino a casa hay que dejarlo tranquilo los primeros días y permitirle que se esconda
Quien haya llevado un nuevo gato a casa conoce bien la situación. En el nuevo territorio, el animal se esconde bajo el sofá y no quiere salir.
No hay que perder las esperanzas, porque con tranquilidad y ofreciéndole un par de lugares para que se retire el animal pasará de su timidez a hacer arrumacos y mostrar cariño.
Como ocurre con las personas, el carácter de los gatos se va forjando pronto. La fase que en los niños dura hasta el tercer año de vida, en los gatos tiene lugar entre la segunda y la séptima semana tras su nacimiento, explica Elke Deininger, de la Academia para Protección Animal en la ciudad alemana de Neubiberg, cerca de Múnich.
Es en este tiempo cuando se sentarán las bases de cómo se comportará hacia las personas y hacia otros gatos. Las experiencias que tenga un gato en ese tiempo con las personas serán determinantes. “Si las encuentran positivas, por ejemplo, si los pequeños y su madre reciben caricias, si juegan con ellos, por lo general no serán luego retraídos frente a las personas”, explica Deininger. Pero en el caso de que las personas no hayan tenido ningún papel en la vida de un gato joven, por ejemplo, si es un gato callejero, este será huidizo seguramente siempre.
Los gatos jóvenes que crecen junto a una madre esquiva muestran por lo general un comportamiento parecido al de esta, dice la psicóloga animal Gabriele Zuske en Berlín.
“Los gatos aprenden de sus madres lo que es bueno o no para ellos. Si la madre ya es esquiva, los pequeños seguramente también lo serán”, añade. Además, está demostrado científicamente que hay dos tipos de gatos. “Los que tienen confianza y los que no, y es algo que está programado genéticamente”, indica Zuske.
Que un gato muestre en un albergue de animales su cara esquiva puede; no obstante, deberse a otras razones. “El albergue es una situación excepcional. La forma en la que están acogidos allí no es la ideal porque por razones de espacio muchos gatos tienen que estar juntos”, señala la psicóloga de gatos Katja Rüssel, de Múnich. Los trabajadores del albergue no tienen el tiempo suficiente para prestar a cada gato la atención necesaria.
Así que no es de extrañar que un gato sea reservado, pero eso no es indicación de que no vaya a poder adaptarse rápido a su nuevo entorno.