Discípulos de Álvaro Contreras
Por algunos años permaneció colgado en la Sala de Redacción de Diario LA PRENSA, un cuadro con un hermoso pensamiento: “El periodismo, según como se ejerza, puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios”. Los vientos de cambio trajeron restructuración en el periódico, y el cuadro desapareció. Sin embargo, permanece incólume en nuestro pensamiento el espíritu de aquel certero mensaje. Ejercer el periodismo con profesionalismo y honestidad debe ser la pauta a seguir por quienes se consideran los verdaderos discípulos de Álvaro Contreras quien se vio obligado, durante el ejercicio de su apostolado, a abandonar su patria, por una campaña honesta que hizo contra el general José María Medina.
Los periodistas deben ser como una tea encendida que el viento de la deshonestidad no puede apagar porque escriben con las manos limpias y la conciencia tranquila, en estos tiempos en que la corrupción campea por todos lados. Merecen respeto y admiración los comunicadores valientes que no están alineados ni con los verdes ni con los colorados, ni con los zurdos ni los diestros, sino con los intereses de la Patria. Muchos de ellos no figuran en la constelación del mundo mediático porque ejercen su labor fuera de las cámaras, cuando hurgan la podredumbre de los males que abaten el país, mientras practican el periodismo de investigación. Dirigen todos sus esfuerzos a la formación de una verdadera conciencia nacional y superación del pueblo hondureño, como demanda el Código de ética, contemplado en la Ley Orgánica del Colegio de Periodistas de Honduras.
En el mes de las flores consignado a las madres, al periodista y al árbol, es menester exaltar a quienes se dedican a la obtención, tratamiento, interpretación y difusión de informaciones a través de los medios escritos y electrónicos. Pero especialmente a los que buscan, a toda costa, defender los intereses del pueblo, a veces mancillados por leyes cocinadas en las penumbras de los hemiciclos.
“A los que son como una vela encendida que el viento de la deshonestidad no puede Apagar”