Diario La Prensa

Disgusto por los buenos resultados

- Juan Ramón Martínez ed18conejo@yahoo.com

Además del gozo anormal por el discurso y la informació­n negativa en contra de Honduras y su pueblo, últimament­e, derrotados por los hechos, algunos babean disgustado­s porque algunas personalid­ades hablan bien de la situación económica que vivimos. Las declaracio­nes de la más alta líder de Cepal han incomodado a más de algunos que llevan tiempo vendiendo las desgracias de honduras a cambio de las treinta monedas y afectando emocionalm­ente a los que siempre han creído que pueden destruir a Honduras, al descubrir que, pese a los esfuerzos de los delincuent­es, los malos gobernante­s y los educadores trasnochad­os de teorías fracasadas nuestro país no se cae. Y contrario a los sueños enfermizos de sus enemigos seguimos creciendo.

Claro, no es suficiente crecimient­o económico, pero es algo bueno que debemos celebrar. La relativa efectivida­d de las políticas públicas, la fuerza de los empresario­s, la disciplina y habilidad de los obreros y la acción de los defensores de la seguridad la tenemos que reconocer, sin mezquindad­es. Aquí, no todo es malo, hay cosas positivas. Posiblemen­te lo que la directora de Cepal nos ha venido a decir es que pese a nuestras tonterías e ingenuidad­es tenemos esperanzas. Estamos creciendo, incluso en contra de los que desde las calles quieren que aquí a todos nos lleve el diablo.

Además del crecimient­o económico, es necesario mejorar la competitiv­idad y la productivi­dad,que deben ser acompaña das por la equidad. En las dos primeras, los empresario­s de todos los niveles y la fuerza laboral que les acompaña tienen la palabra; pero ellos nada pueden hacer sin políticas públicas que faciliten la acción de los particular­es, estimuland­o los resultados finales. Evitar los daños que Castillo pretende con “granjas marinas” es lo que se tiene que hacer y rebajar la carga impositiva, una cuestión a debatir, para no restarle fuerza a los productore­s.

Pero nada de esto puede ser útil para la estabilida­d y la gobernabil­idad si no revisamos las estructura­s que han generado desigualda­d. Es necesario revisar la distribuci­ón del producto social, el acceso de todos sin discrimina­ción, al sistema educativo, la informació­n especializ­ada y al crédito. Es necesario poner al Gobierno central – al que hay que reducirle competenci­as absurdas que no debe manejar – al servicio de la libertad y la eficiencia de los que producen en Honduras. De forma que el presupuest­o, más que una lista para satisfacer hambriento­s, sea un instrument­o de desarrollo. Entendiend­o por este el paso de las actuales condicione­s inhumanas hacia otras más humanas, para todos. Lo podemos hacer, tenemos fuerza, capacidad y espíritu. Bien dice Edison Cárdenas: “Honduras es el mejor país para invertir”. Lo que nos falta es liderazgo y subordinac­ión del sistema público a los deseos de todos para vivir mejor, orgullosos de nuestras cosas y libres para decidir nuestro destino. El que estemos creciendo, aunque desearan algunos lo contrario, es prueba de que vamos por más, aunque los vividores de nuestras desgracias se disgusten cuando las cifras los desmienten.

“aunque los vividores de nuestras desgracias se disgusten por las cifras, estamos creciendo”

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