VALOREMOS LOS LOGROS Y ENMENDEMOS ERRORES
La clasificación de Honduras para disputar la medalla de oro mañana contra Argentina en los Juegos Panamericanos de Lima debe llenarnos de satisfacción, ya que se iguala a lo realizado hace 20 años en Winnipeg, cuando la generación más brillante logró la medalla de plata con Ramón “Primitivo” Maradiaga. Aquel equipo con David Suazo, Rambo de León, Dani Turcios y otros perdió la gran final contra México. En el partido de mañana, Argentina es amplio favorito ante la escuadra de Fabián Coito, sobre todo luego de golear a Uruguay 3-0 en semifinales; o sea, a los mismos charrúas que a nosotros nos recetaron ese mismo marcador. Después de las decepciones que nos produjeron los últimos minutos de los partidos eliminatorios rumbo a Rusia 2018, en los que la Selección dirigida por Jorge Luis Pinto encajó goles decisivos que significaron pérdida de puntos, agrada ver a estos menores de 23 años que en la recta final rescataron los partidos contra Perú y México, que parecían perdidos. Lastimosamente, esta gran actuación en Lima no vale para el ranking de la Fifa a nivel adulto, en el cual Honduras necesita mantener de ahora hasta junio de 2020 su actual quinto lugar de Concacaf para no caer en la difícil eliminatoria de las peligrosas naciones como Panamá, Canadá, Trinidad, Guatemala y Haití, que podrían desplazarnos. Peor aún, el que gane el gigantesco y difícil torneo de los que no estén en junio 2020 en los primeros 6 lugares del ranking apenas tendrán oportunidad de jugar contra el cuarto lugar de la hexagonal, un repechaje para otro repechaje ante una selección de otra confederación. Pensando en ello, la Fenafuth pactó contra Puerto Rico en Tegucigalpa y otro contra Chile en San Pedro Sula en septiembre.
Las Comisiones de Disciplina deben entender que castigando a un equipo obligando a que juegue sin público, cómo ocurrió con el clásico Real Españamotagua, se le hace un daño económico al fútbol, ya que resulta más racional castigarlo con la obligación de jugar a por lo menos 100 km de distancia de su sede, lo cual, además, sirve para motivar a los aficionados de ciudades que no tienen club en primera división y tienen deseos de ver un plato deportivo, especialmente si se trata de un clásico.