La continuidad de la Maccih
A buen entendedor pocas palabras, reza el conocido refrán. En un mensaje muy contundente y categórico, el encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos, el señor Lawrence J. Gumbiner, dejó claramente sentada esta semana la posición de su Gobierno en relación con la continuidad de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih).
Gumbiner señaló textualmente: “En Honduras es esencial que la Oea-maccih continúe al expirar su mandato. No me opongo a una evaluación independiente de Maccih; pero no puede usarse como excusa para finalizar/debilitar la organización. La Maccih tiene un fuerte respaldo bipartidista en nuestro Congreso”. El mensaje es inequívoco y surge justamente en un momento que expira el período del acuerdo suscrito entre el Gobierno de Honduras y la secretaría general de la OEA que dio vida a la Misión, y también es formulado en un contexto cuando sectores muy influyentes desde el mismo Gobierno, el Congreso Nacional y la Corte Suprema de Justicia presionan para ponerle fin al mandato de esta instancia de combate a la corrupción, bajo el argumento que las instituciones de persecución del delito y aplicación de la ley están suficientemente sólidas como para caminar por su propia cuenta sin la ayuda de la Maccih. Posiblemente, en este ambiente politizado, confuso, y altamente polarizado que vive la sociedad hondureña, muchos, especialmente los que están bajo la lupa de la Misión, cuestionen e interpreten las palabras de Gumbiner como una acción injerencista de un agente diplomático en un país extranjero, mientras otros las tomen como un espaldarazo a todas aquellas personas y organizaciones de la sociedad que exigen un alto a tanta corrupción e impunidad en las esferas gubernamentales.
Al margen de todo lo que se pueda decir, estoy plenamente seguro que sin la Maccih y la Unidad Fiscal Especial Contra la Impunidad de la Corrupción (Ufecic) hoy los hondureños no conociéramos la Caja chica de la dama, la Caja chica del hermano, Pacto de impunidad, el caso Pandora, la Red de diputados, Arca Abierta, Fraude sobre el Gualcarque y Narcopolítica en Patuca III. Si bien la Maccih fue creada como una agencia de acompañamiento a los operadores de justicia, y, en ese sentido, se han tenido avances importantes con nuevas leyes y tribunales en materia de corrupción, todavía falta muchísimo por hacer para contar con instituciones fuertes, independientes y creíbles que contribuyan a remover y extirpar la podredumbre y las mafias que siguen enquistadas en el Estado y sus instituciones. De modo que el clamor general es que la Maccih debe seguir en Honduras. ¿Por cuánto tiempo?, pues sus resultados lo dirán.
“Hay avances importantes con nuevas leyes y tribunales en materia de corrupción”