Crecen protestas contra la sentencia a líderes catalanes
Barcelona se convirtió ayer en un campo de batalla entre independentistas descontentos y las fuerzas de seguridad No aceptan las penas de cárcel dictadas contra 9 líderes separatistas
BARCELONA. Manifestantes independentistas catalanes se enfrentaron ayer con la policía por segundo día consecutivo en las protestas para denunciar la condena de nueve de sus líderes a elevadas penas de cárcel por el Tribunal Supremo español. Al atardecer, las asociaciones independentistas convocaron manifestaciones con velas frente a las delegaciones del gobierno español en las principales ciudades catalanas que, en Barcelona, reunió a unas 40,000 personas, según la policía municipal. La policía cargó contra unos cientos, entre ellos muchos jóvenes con la cara tapada, que lanzaron botellas, petardos y bengalas e incluso hicieron fogatas enfrente del cordón de seguridad montado frente al edificio. Antes se habían interrumpido vías férreas y numerosas carreteras, entre ellas la autovía AP-7 que conecta España con Francia y la A-2 entre Barcelona y Madrid. “Es imparable la movilización, esto va a seguir”, advertía Javier Martínez, un empleado de banca de 60 años en la protesta de Barcelona. “Hay que intentar forzar que haya un diálogo y que el Estado se siente a hablar”, añadía.
Detonante. El Tribunal Supremo español (TS) les impuso el lunes a nueve líderes separatistas penas de entre 9 y 13 años de cárcel por el proceso independentista ilegal de 2017 en esa región española. La peor parte se la llevó el exnúmero dos del gobierno separatista, Oriol Junqueras, condenado a 13 años por sedición y malversación.
Tres antiguos consejeros (ministros regionales) recibieron 12 años; otros dos exconsejeros, 10 años y medio; la expresidenta del Parlamento regional, 11 años y medio, y dos líderes del activismo separatista, nueve años. Además, tras la condena, la fiscalía lanzó una nueva orden de arresto por sedición y malver
sación basada en esos mismos delitos contra el expresidente regional Carles Puigdemont, quien huyó a Bélgica después del intento de secesión. El Supremo consideró que el referéndum del 1 de octubre de 2017 y la posterior declaración de independencia supusieron una sublevación para impedir la aplicación de las decisiones judiciales y la ley.
Condena. El gobierno socialista español denunció ayer la violencia “generalizada en todas las protestas” independentistas sucedidas en Cataluña.
“No estamos ante un movimiento ciudadano pacífico, sino coordinado por grupos que utilizan la violencia en la calle para romper la convivencia en Cataluña”, escribió en un comunicado el gobierno, en una noche en que se vivieron escenas de guerrilla urbana en Barcelona, con barricadas ardiendo y cargas policiales. “Una minoría está queriendo imponer la violencia en las calles de las ciudades catalanas, especialmente Barcelona, Tarragona, Girona y Lleida”, añadió el gobierno.