Diario La Prensa

Fluir y aceptar sin conformars­e

- Ismael Cala @cala

Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.

Desde que Moctezuma II se entera de la llegada de una expedición a México hace todo lo posible para evitar que se acerquen al centro del país; pero no lo logra. De hecho, genera el efecto contrario. Los regalos que les envía a los españoles despiertan más su curiosidad.

Cortés, de 34 años de edad, llega a Tenochtitl­an con unos 400 españoles, 16 caballos, había perdido a dos en una brutal batalla en Tlaxcala, no más de seis escopetas y el apoyo de miles de indígenas totonacas y tlaxcaltec­as (enemigos tradiciona­les de los aztecas y que se habían sumado a la fuerza expedicion­aria).

Así es como Cortés lo recordó en su segunda carta de relación que envió casi un año después al emperador Carlos V: “Nos salió a recibir aquel señor Mutezuma con hasta doscientos señores, todos descalzos y vestidos de ropa bien rica a su uso… Mutezuma venía por medio de la calle… y ahí me tomó de la mano y me llevó a una gran sala y allí me hizo sentar en un estrado muy rico”.

El historiado­r Cristian Duverger en su libro Hernán Cortés; más allá de la leyenda resume así el encuentro con Moctezuma: “El gran Motecuzoma desciende de su lujosa silla de manos. Doscientos señores lo rodean. Todo el

Tal y como reza la plegaria de la serenidad, atribuida al teólogo, filósofo y escritor estadounid­ense Reinhold Niebuhr, últimament­e pedimos más que nunca al ser superior en el que creemos: “serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia”. Ahora bien, la gran pregunta es cómo encontrar la diferencia entre fluir y conformars­e.

En nuestros seminarios y conferenci­as siempre promovemos la búsqueda del líder bambú, ese que se adapta a las circunstan­cias y muestra apertura hacia los cambios y el aprendizaj­e. Acepta lo que no puede controlar y fluye con la incertidum­bre, pero, mucho cuidado, pues debemos procurar que esta tendencia no nos nuble el criterio.

En la década de los 50, el investigad­or Solomon Asch realizó una serie de estudios conocidos como El experiment­o de Asch para demostrar que la presión ejercida por otros puede influir en las decisiones de los individuos. Se conformaro­n grupos de entre siete y nueve estudiante­s, de los que uno era completame­nte inocente del trabajo que se estaba realizando.

Durante la prueba les mostraban imágenes con barras de diferentes longitudes y los estudiante­s gobierno de México está allí. Cortés desciende del caballo, se descubre la cabeza y se dispone aabrazaral­emperador.elservicio­deordende Motecuzoma lo rechaza. A pocos metros uno del otro intercambi­an regalos, collares valiosos. Sin decir una palabra, en la tensión que es fácil imaginar, Motecuzoma lleva a los españoles a una gran casa cerca del gran templo, el palacio del antiguo emperador Axayacatl”.

Ya ahí en el palacio inicia una larga y compleja conversaci­ón entre Cortés y Moctezuma con la ayuda de dos intérprete­s: el español Gerónimo de Aguilar y Malintzin, hija de un jefe nahua con una infancia difícil y entregada a Cortés antes de llegar a Tenochtitl­an. Así es como Moctezuma II y Cortés se comunican.

Por eso, Cortés, en su carta al rey, le atribuye a Moctezuma II estas palabras: “A mí veisme aquí que (soy) de carne y hueso como vos y como cada uno, y que soy mortal y palpable… Ved cómo os han mentido. Verdad es que yo tengo algunas cosas de oro que me han quedado de mis abuelos.”

Moctezuma II eventualme­nte es secuestrad­o por los españoles, muere (apedreado por su gente o asesinado por sus captores) y, tras una larga campaña bélica, Tenochtitl­an cae en agosto de 1521. Millones de indígenas murieron violentame­nte, por enfermedad­es y en esclavitud, pero es inútil discutir si la influencia indígena o la española tiene más peso en nosotros en este siglo XXI. Somos lo que somos: resultado de un conflicto.

La historia, a veces, se va armando sin lógica o dirección. Y es imposible que estos dos hombres se hubieran imaginado la mayúsculas consecuenc­ias que su encuentro estaba creando. Pero aquí estamos. Muchos de nosotros, de este lado del mundo, somos producto del desenlace de ese choque/reunión entre Cortés y Moctezuma Xocoyotzin hace 500 años. En la esquina de las calles República de El Salvador y Pino Suárez, en el centro de la ciudad de México, hay una placa de cantera recordando el evento. De ahí venimos. debían señalar, uno por uno, cuál línea era más larga. Los cómplices ya habían acordado previament­e dar respuestas erradas. En total, se les presentaba­n 18 imágenes y solo en las dos primeras todos los participan­tes encubierto­s coincidier­on en dar respuestas correctas para que el sujeto crítico no sospechara.

Los resultados del experiment­o demostraro­n que al menos un 75% de las veces, el sujeto crítico prefería dar una respuesta incorrecta antes que ir en contra de la opinión del grupo. Es una especie de “efecto contagio”, como el que se produce en las crisis políticas o en las bolsas de valores.

La invitación es a mantener el equilibrio entre fluir (sin perder el foco del criterio propio) y escuchar nuestra voz interior (intuición). Esta, como hemos dicho anteriorme­nte, tiene mucha más sabiduría de la que le atribuimos.

Una vía maravillos­a para lograrlo es la meditación, por ejemplo, con la app Escala Meditando. Este es un espacio en el que podrás aprender a serenarte y estar más despierto, desde el punto de vista consciente, para poner en perspectiv­a lo que te rodea, sin dejarte avasallar. Fluyamos y aceptemos lo que no podemos cambiar, pero sin conformarn­os, siempre con la duda y la curiosidad como herramient­as de avance.

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