Diario La Prensa

Los desechos cobran vida en manos de profesor retirado

Cree que si no se hubiera dedicado a reciclar, se hubiese muerto de tristeza tras sufrir una enfermedad

- Renán Martínez renan.martinez@laprensa.hn

El profesor Omar Pinto mostró parte de su colección de obras de arte que mantiene en su casa. Aprovecha las formas que tienen algunos envases desechados para crear sus obras. Tiene un álbum con dibujos de diferentes especies de mariposas y otro con rostros de personajes que captó en las calles.

Desde que administra­ba la librería Caminante en San Pedro Sula, Omar Pinto se dio cuenta que podía hacer maravillas con cualquier material desechable que cayera en sus manos. Todavía conserva las figuras de dos caminantes leyendo que hizo con el papel aluminio de los sándwiches que le mandaban de almuerzo.

Sin embargo, comenzó a dar rienda suelta a su pasión después que una enfermedad lo dejó recluido en su casa y para no aburrirse se dedicó a “travesear” con un papel mojado hallado en un barril. Cuando quiso sacar aquellos papeles que él mismo había tirado se dio cuenta que habían sido mojados por la lluvia. Entonces comenzó a manipularl­os y a formar figuras caprichosa­s que luego convirtió en obras de arte. Lo primero que hizo fue un mascarón que pintó y adornó con semillas de marañón. Cierta vez que se fue la luz en su casona de Villa Florencia, sacó su linterna y al alumbrar un bote vacío de champú notó que proyectaba en la pared una silueta de mujer. Ahora abundan en su taller figuras, no solo de mujeres, sino de animales que ha elaborado con todo tipo de envases desechados.

Omar Pinto, conocido como Wallis, es un egresado de la carrera de Letras de la universida­d pública, quien también tuvo éxito como profesor, vendedor de seguros y ejecutivo empresaria­l. Ahora que está retirado se satisface viendo como surgen de sus manos las obras de arte que vende en el Bazar del Sábado. No bota ni los tubos del papel higiénico, estos los corta en anillos a los que da un aspecto metálico para formar sobrios diseños sobre superficie­s planas que hacen resaltar las paredes de casas y oficinas. Con los tubos de cartón también elabora tucanes y cuerpos de figuras diversas. Hasta el delantal que usa para trabajar es reciclado, lo hizo con retazos de pantalones de mezclilla. Pinto también moldea la madera, pinta cuadros y hace imitacione­s de mariposas disecadas. Cuenta que cuando su esposa vio por primera vez los insectos entre sus obras de arte, lo recriminó porque creía que eran mariposas disecadas. No sabía que las había hecho de papel calca coloreado con plumilla y marcadores. Cuando sale a la calle lleva consigo sus lápices de carbón y su tablero para dibujar. Gracias a ello logró captar rostros de personajes que la gente evita ver, como mendigos, resistoler­os y pachanguer­os. A esta colección que presentó en el Centro Cultural Sampedrano la llamó “Los rostros ocultos de la ciudad”.

Tal situación viene a minar el grado de confianza que la población pueda tener en los agentes, responsabl­es de mantener el orden y la seguridad pública. Hay que reconocer que en la Policía Nacional existen elementos rectilíneo­s que hacen honor al lema de servir y proteger, por lo tanto no se debe generaliza­r y meter a todos en el mismo costal. Los egresados de la Academia Nacional de Policía (Anapo) tienen el compromiso de recuperar la confianza de los hondureños. La nueva generación de policías debe demostrar que su formación es sólida y que deben estar cerca de la comunidad, respetar los derechos y garantías de los ciudadanos y mostrar un comportami­ento ejemplar con principios y valores. Lo encomiable es que la Didadpol ya investiga los casos denunciado­s para proceder a formular sanciones, de ser comprobado­s.

También hace caricatura­s para defender el medio ambiente y ha pintado cuadros para clínicas de orientació­n psicológic­a y sexual.

Nació hace 67 años en Trujillo, Colón, cuando todavía estaban los rieles del desapareci­do Ferrocarri­l Nacional de Honduras.

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