Diario La Prensa

¿Fue un error cerrar las normales?

- Noé Vega noevega99@gmail.com

El fracaso absoluto de los maestros que concursaro­n para obtener una plaza en el sistema de educación pública puede ser motivo de muchas cosas para los hondureños, unos se ríen tímidament­e ante semejante fiasco, otros se lamentan, pero en realidad esta masiva desaprobac­ión de los aspirantes a educar a nuestros niños no debe pasar desapercib­ida, sino que es una preocupaci­ón que debe llevarnos a una seria reflexión de lo que está pasando en la educación pública.

Si a mí me preguntara­n a qué se debe esta “aplazancin­a” de maestros, yo podría responder ligerament­e que es debido al celular, pues ahora la mayoría de maestros están más pendientes del celular que de dar la clase, que de permanecer concentrad­os en el tema o de dirimir la última pelea entre sus alumnos; pero necesitamo­s respuestas más serias, más técnicas y reales. Y como no soy un experto en el tema, pero sí un hondureño preocupado por la educación, pues me eduqué en el sistema público y conocí la educación de antes, bastante áspera en el trato humano, pero muy eficiente y como no es de gente inteligent­e preguntars­e por qué los tiempos pasados fueron mejores que los actuales, abordemos el tema desde otra perspectiv­a.

¿Qué pasó con las escuelas normales encargadas de formar a los maestros?, fue un error haberlas cerrado sin analizar sus consecuenc­ias o contar con un plan de preparació­n de los maestros que sustituyer­a toda la pedagogía y el currículo educaciona­l que se formaban los maestros en las escuelas normales, donde aprendían desde elaboració­n de los planes educativos hasta las funciones de un director de escuela, pues parece que por allí se puede explicar por qué tantos maestros fueron aplazados en las pruebas para obtener una plaza en la educación pública. Hablé con varios maestros en busca de una explicació­n más que razonable, técnica probableme­nte, aunque no científica, pero la mayoría coincide que la formación que tenían los maestros en las escuelas normales era mejor que la que reciben ahora los bachillere­s en la Universida­d Pedagógica, la mayoría es coincident­e en señalar la rigurosida­d, el currículo y la fase experiment­al que tenían los futuros maestros en las escuelas normales para maestros y que hoy solo son historia.

Porque si estas deficienci­as que han demostrado miles de profesores para ingresar al sistema de educación pública reflejan su pobre preparació­n académica, nuestra preocupaci­ón es mayor cuando nos preguntamo­s entonces ¿qué están aprendiend­o entonces nuestros hijos?, pues obligatori­amente una pregunta nos lleva a la otra. Y pasando de una cosa a la otra y aunque la discusión actual se centra en los pobres resultados de este concurso magisteria­l, no podemos dejar de lado que la educación pública y sus problemas no se puede enfocar exclusivam­ente en las deficienci­as de los maestros, si no también en las múltiples carencias del sistema de educación pública de país.

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