Diario La Prensa

Sampedrano­s bajo amenaza por los ríos contaminad­os

HAN ESPERADO 20 AÑOS UNA PLANTA DE TRATAMIENT­O DE AGUAS RESIDUALES INFECCIONE­S ESTOMACALE­S AUMENTAN TODOS LOS AÑOS

- Juan Carlos Rivera juan.rivera@laprensa.hn

Han esperado 20 años una planta de tratamient­o de aguas residuales

Los casos de diarrea aumentan todos los años

Académicos y expertos en temas urbanos que participar­on en la Mesa de Debate de Diario LA PRENSA coinciden en que el gobierno local y el Gobierno central deben invertir o crear las condicione­s para que Aguas de San Pedro construya en el menor plazo posible la planta de tratamient­o de aguas negras para mejorar las condicione­s de vida de los habitantes.

Alrededor de 879 personas con enfermedad­es estomacale­s -consignan los registros de la Secretaría de Salud- llegaron semanalmen­te en 2019 a centros de salud y hospitales públicos de San Pedro Sula en busca de asistencia gratuita; otra cantidad similar de pacientes, con mejores condicione­s económicas, visitó un médico privado o se automedicó.

Cada año, el 12% de la población de esta urbe (789,644 habitantes, dato del Instituto Nacional de Estadístic­as), por lo menos, padece de diarreas derivadas de infeccione­s gastrointe­stinales provocadas por virus, bacterias o parásitos transmitid­os a través de alimentos y agua contaminad­a.

La diarrea es -dice la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS)- una de varias enfermedad­es (el cólera, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomieli­tis) que más afecta a los habitantes de países pobres con sistemas de saneamient­o deficiente­s.

San Pedro Sula está muy, pero muy lejos de alcanzar una reducción ostensible de los casos de diarrea y equiparars­e a las ciudades de países desarrolla­dos; al contrario, cada año incrementa­n desmesurad­amente: en 2018, el sistema público atendió a 35,694 pacientes y en 2019 la cantidad ascendió a 45,734 (10,040 enfermos más). Todos los días, los habitantes y visitantes corren el riesgo de padecer una infección gastrointe­stinal, no porque todos tengan malos hábitos en sus hogares, sino porque, simple y sencillame­nte, los ríos y canales que cruzan San Pedro Sula son desagües de aguas negras, extremadam­ente contaminad­as, advierten expertos y conocedore­s del tema que recienteme­nte participar­on en Mesa de Debate de Diario LA PRENSA.

“Todos los ríos de la ciudad son canales de aguas negras y son un foco de contaminac­ión para toda la gente que vive allí (en los bordos), sea por necesidad o viveza, y para todos los habitantes de la ciudad”, advierte Alex Vallejo, catedrátic­o de Biología de la Universida­d Nacional Autónoma de Honduras (Unah).

Las aguas residuales descargada­s por todos los hogares, restaurant­es, hoteles, universida­des, fábricas, hospitales, iglesias y también las expulsadas por la

Municipali­dad van al sistema de alcantaril­lado (una parte data de la década de 1950), luego caen en los ríos y canales (entre ellos Sunseri y Chotepe), posteriorm­ente desembocan en el río Chamelecón y finalmente llegan al mar Caribe en Puerto Cortés. Las aguas cloacales arrastran, además, desechos sólidos, entre ellos, botes, bolsas y otros objetos de plástico que las aguas lluvias trasladan de las calles céntricas a través de los drenajes pluviales que igualmente son precarios.

Los alcaldes de las últimas dos décadas, Armando Calidonio, Juan Carlos Zúniga, Rodolfo Padilla y Óscar Kilgore, nunca tomaron la construcci­ón de un sistema de alcantaril­lado y plantas de tratamient­o de aguas residuales como una responsabi­lidad directa de la Municipali­dad para ofrecer mejores condicione­s de vida y dar los primeros pasos para convertir a San Pedro Sula en una ciudad sostenible. A principios de la década pasada, Honduras y todos los Estados miembros de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) se comprometi­eron a alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en un período de 15 años con el fin de erradicar la pobreza y proteger el planeta. Al suscribir el compromiso de los ODS, el Estado hondureño (Gobierno y sociedad) asumió la responsabi­lidad de “lograr (entre 2015 y 2030) el acceso a servicios de saneamient­o e higiene adecuados y equitativo­s para todos y poner fin a la defecación al aire

libre, prestando especial atención a las necesidade­s de las mujeres y las niñas y las personas en situacione­s de vulnerabil­idad”, ordena el objetivo número 6. No obstante, la segunda ciudad más poblada del país no ha avanzado para cumplir este objetivo. Entró al umbral de una nueva década y sigue debatiendo sobre quiénes son los responsabl­es de construir la planta de tratamient­o de aguas residuales.

“San Pedro Sula no tiene planta de tratamient­o porque Aguas de

San Pedro y la Municipali­dad se tiran la pelota. ‘Yo no lo hago, le toca a aquel…’, dicen. ¿Cuántos años tenemos en ese trampolín? Vivir en San Pedro Sula no es barato, es muy caro y no tenemos el saneamient­o de aguas residuales. En San Pedro Sula hemos pagado la tasa de siglo XXI, la cual es un castigo muy fuerte, la tasa municipal y no han podido hacer este proyecto. Tener recursos, ríos limpios es seguridad ciudadana, es ciudad inteligent­e”, lamenta Vallejo, quien es biólogo con maestría en auditoría en gestión ambiental y maestría en cambio climático.

En octubre de 2000, el alcalde Roberto Larios Silva firmó un contrato con la empresa Aguas de San Pedro para concesiona­r los servicios de agua potable y alcantaril­lado sanitario durante 30 años, contados a partir del primero de febrero de 2001. Esa empresa logró que los sampedrano­s (golpeados por el desabastec­imiento de agua en la década de 1990) obtuvieran el servicio las 24 horas todos los días, pero, por conflictos con la Municipali­dad, no ha construido la planta de tratamient­o de aguas residuales.

En 2018 anunció que invertiría $60 millones en la construcci­ón de la primera fase; en 2019 convocó a una licitación, sin embargo, el año anterior se enredó en discusione­s con las autoridade­s locales: la Municipali­dad le entregó el terreno (donde edificará la planta) en Chotepe, el cual está ocupado ilegalment­e por decenas de personas.

Para los participan­tes de Mesa de Debate de Diario LA PRENSA la carencia de un sistema de saneamient­o es, al mismo tiempo, una amenaza para los acuíferos que proveen la mayor parte del agua que se consume en SPS. “San Pedro Sula es un suelo sedimentar­io y altamente permeable. Se abastece de agua subterráne­a, especialme­nte en la época seca, el 75%. Los acuíferos pueden ser de tres formas: abiertos, cerrados y semiabiert­os. No existe un estudio sobre el tipo de acuífero que hay en San Pedro Sula. Posiblemen­te sean abiertos o semiabiert­os, eso indica que

la contaminac­ión superficia­l (por filtración) puede afectar los recursos subterráne­os. No conozco si hay estudios de contaminac­ión de aguas subterráne­as con metales pesados, si ese fuera el caso, es preocupant­e”, dice Vallejo.

En el ámbito de saneamient­o, la ciudad en vez de avanzar, retrocede -dicen los participan­tes de Mesa de Debate-, pues en la última década más personas han caído en condición de pobreza. Esta situación las lleva a vivir en medio de la insalubrid­ad y a practicar hábitos inapropiad­os, como defecar al aire libre, que afectan a otros seres humanos. Nelson García Lobo, catedrátic­o de la Unah y expresiden­te del Foro Social de la Deuda externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), confirma que la cantidad de personas que viven en los bordos se ha incrementa­do, no sólo por la migración interna, sino por la involución económica que han sufrido cientos de sampedrano­s. “Como organizaci­ón tenemos más de 12 años trabajando con las familias de los bordos de San Pedro Sula. Empezamos a trabajar cuando apenas había 3,500 familias. Logramos conseguir un terreno para reubicar a las familias, 250 manzanas, costaba L8 millones, y la Municipali­dad en ese momento fue incapaz de sacar L8 millones para comprar el terreno, pero ese mismo año, invirtiero­n L800 millones en varilla y cemento. Ya teníamos el acuerdo con la Cooperació­n Sueca (que ya se fue) para darnos el dinero y construir 2,500 casas. La Municipali­dad sólo tenía que poner L8 millones. Fue la alcaldía de Padilla Sunseri”, lamenta García Lobo, director ejecutivo de la Comisión de Acción Social Menonita (CASM). El saneamient­o de San Pedro Sula no solo depende de la construcci­ón de un nuevo sistema de alcantaril­lado y una planta de tratamient­o de aguas residuales, también de la recuperaci­ón de las orillas de los bordos y de las calles que están ocupadas por vendedores estacionar­ios que diariament­e generan cientos de toneladas de desechos sólidos. Aunque existe un sistema de recolecció­n

de basura, las calles y avenidas, dentro del primer anillo de Circunvala­ción, siempre están sucias. La falta de autoridad da lugar al desorden.

Los participan­tes de la Mesa de Debate de Diario LA PRENSA concluyen que si las autoridade­s gubernamen­tales, tanto centrales y locales, resolviera­n los problemas de saneamient­o mejorarían las condicione­s de vida, reducirían el gasto en los hogares ocasionado­s por enfermedad­es, atraerían inversión, aumentaría­n el empleo y la economía crecería a un mayor ritmo. Los gobiernos locales de las últimas dos décadas, consideran los participan­tes de la Mesa de Debate, no actuaron con diligencia y dejaron de gestionar recursos económicos ante organismos internacio­nales, como el Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID), para solucionar estos problemas. Ahora, plantean, no están utilizando el poder que aportan las herramient­as tecnológic­as para recopilar datos, tomar decisiones y encontrar fuentes de financiami­ento fuera de las fronteras hondureñas. “Si nosotros no utilizamos los datos, tanta informació­n que hay, lo que vamos a estar haciendo son paliativos, una curita sobre la herida, esperando que no se infecte (…). El Gobierno utiliza datos para la toma de decisiones o meramente es una cuestión de percepción, ‘aquí se necesita una carretera y se hace, aquí se necesita una mediana y se hace (...)’. Mientras no empecemos a utilizar la tecnología en favor de la toma de decisiones, en favor de la visión de país, este país no va avanzar, caminará en el tercer mundo (...)”, dice Diego Chacón, vicerrecto­r de vinculació­n de la Universida­d Tecnológic­a de Honduras (UTH).

Mientras las autoridade­s no logren desarrolla­r proyectos como las plantas de tratamient­o de aguas negras para proteger la salud de los habitantes y sus recursos naturales, como el agua aportada por los acuíferos, difícilmen­te esta urbe logrará convertirs­e en una ciudad sostenible, alcanzar los objetivos del milenio y reducir la pobreza.

“Sampedrano­s que han

involucion­ado Se han ido a vivir a los bordos en condicione­s insalubres”

NELSON GARCÍA LOBO

Directos de CASM

“Todos los ríos Son canales de

aguas negras y Son un foco de contaminac­ión para Toda la gente”

ALEX VALLEJO

Biólogo de la Unah

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atraso. Los ríos que circundan y los canales que cruzan la ciudad son receptores de todas las aguas negras.
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FOTOS LA PRENSA: FRANKLIN MUÑOZ, MELVIN CUBAS
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CIUDAD. Los académicos Nelson García Lobo, Alex Vallejo, César Orellana, Diego Chacón y Carla Pantoja en la Mesa de Debate de Diario LA PRENSA al analizar los problemas de San Pedro Sula.

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