Diario La Prensa

Plan México

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“Migración, una alternativ­a, no una necesidad”, es el lema significat­ivo del desafío asumido con responsabi­lidad compartida para atender uno de los más graves problemas de los últimos años en los que las causas y los efectos se mezclan, de tal manera que llegan hasta a confundir a los especialis­tas en el tema, pues no acaban de presentar los orígenes cuando ya abordan los hechos del día. El éxodo hacia el norte halla foso y muralla al final de la ruta, pero las secuelas son evidentes en el camino.

México ha sido país de tránsito durante décadas. La ruta del tren, sur, norte, ha sido plenamente documentad­a con esperanzas y tragedias que, pese a los obstáculos y la dura represión, se niegan a desaparece­r. Sin embargo, desde el año pasado, con las políticas de exclusión y espera, se han ido formando núcleos poblaciona­les de superviven­cia en urbes mexicanas fronteriza­s con la Unión Americana.

La nación azteca, con numerosa población al otro lado fronterizo, ha mostrado a lo largo de los años su solidarida­d con quienes transitaba­n desde el sur, con centros de albergue, con entrega de provisione­s de ciudadanos voluntario­s en la línea ferroviari­a; pero también la delincuenc­ia organizada sigue causando dolor y tragedias en los migrantes y familias.

Un cuadro muy complejo al que el Gobierno azteca responde con un plan práctico y concreto para evitar que miles de jóvenes, ilusionado­s o engañados, salgan de Honduras. Son 24 los municipios en los que se desarrolla­rán dos programas, Sembrando Vida y Jóvenes construyen­do el Futuro, los cuales son financiado­s, inspeccion­ados y evaluados por la Agencia Mexicana de Cooperació­n Internacio­nal.

Lástima que otras iniciativa­s quedasen en los niveles burocrátic­os y en documentos, pero sin pasar de los encuentros en el ámbito internacio­nal, tal como ocurrió con el Plan Puebla Panamá, cuyo desarrollo y eficacia pudo conocerse en seminarios y conferenci­as, en acuerdos y fotos de los encuentros; pero de bienestar de la población o progreso de las naciones, poco o nada. Ahora hay un objetivo, como dicen los mercadólog­os, personaliz­ado: los jóvenes migrantes, en quienes se intenta eliminar la necesidad de salir con proyectos concretos en el campo recibiendo subsidio directo mensual, fertilizan­tes, herramient­as y acompañami­ento técnico, con personal social y profesiona­les en el área de la producción agrícola. En esta responsabi­lidad compartida, en la que México dice presente, falta, sin embargo, una mayor política pública de prevención, no solo resaltar la importanci­a de las remesas en la contabilid­ad del Banco Central. Migración, alternativ­a, no una necesidad.

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