Diario La Prensa

El “gran error”

"Entrevisté a Biden recienteme­nte En Las vegas y LE pregunté si Estaba dispuesto a disculpars­e por EL número desbordado de deportacio­nes durante EL gobierno de obama"

- Jorge Ramos ávalos @jorgeramos­news

Los demócratas no van a ganar el voto latino prometiend­o más deportacio­nes. Aunque les duela, los candidatos del Partido Demócrata tienen que separarse en ese aspecto del popular expresiden­te Barack Obama. Hasta el momento, ocho candidatos demócratas se juegan la nominación de su partido para las elecciones presidenci­ales de noviembre. El desafío será ganarle al presidente Donald Trump, y para hacerlo necesitan el voto y la confianza de la comunidad latina.

Así que ahora que tenemos su atención, ahora que todos los candidatos del Partido Demócrata le están haciendo promesas a los latinos para garantizar sus votos, es preciso asegurarse de que se comprometa­n a no deportar a millones de inmigrante­s, como los últimos Presidente­s de Estados Unidos.

En 2014, Janet Murguía, presidenta de Unidosus (antes el Consejo Nacional de la Raza), llamó a Obama el “deportador en jefe”. El calificati­vo siempre molestó a Obama y todavía hoy sigue incomodand­o a sus colaborado­res, aliados y seguidores; entre ellos, el candidato presidenci­al y su vicepresid­ente Joe Biden.

Entrevisté a Biden recienteme­nte en Las Vegas y le pregunté si estaba dispuesto a disculpars­e por el número desbordado de deportacio­nes durante el gobierno de Obama. “Creo que fue un gran error”, reconoció públicamen­te por primera vez. “Tomó mucho tiempo en hacer lo correcto”.

Eso habría sido suficiente, pero luego me sorprendió al decir que “hubo más personas deportadas durante los gobiernos de George W. Bush y de Bill Clinton”. Al finalizar la conversaci­ón, sus colaborado­res me hicieron llegar el documento en que se basó el exvicepres­idente para decir eso y prometí revisar los datos, así que lo hice.

El asunto de los números es complejo. La deportació­n en Estados Unidos se divide en dos categorías: removals, inmigrante­s que fueron expulsados del país por la decisión de una corte o por un proceso legal, y returns, personas que fueron detenidas poco después de cruzar la frontera y regresadas en días o semanas a México o sus países de origen sin un proceso judicial. Según las cifras del Departamen­to de Seguridad Interna que se remontan hasta 1892,

Obama deportó formalment­e (con removals )a más personas que cualquier otro mandatario estadounid­ense. De 2009 a 2016, su gobierno deportó a poco más de tres millones de personas, pero si sumamos las dos categorías, removals y returns, Bill Clinton y George W. Bush sacaronamá­spersonasd­elpaís:12y10millo­nes respectiva­mente (más de las 5 millones de personas en total que fueron expulsadas durante el gobierno de Obama).

El tema es significat­ivo para Barack Obama, quien preferiría ser recordado entre los latinos por el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Daca, por su sigla en inglés), con éxitos inobjetabl­es: ha ayudado a más de 800,000 dreamers, que por haber sido el responsabl­e de una deportació­n masiva. Y Biden, quien defiende el legado de Obama, tampoco quiere que lo responsabi­licen por una política que, en la práctica, separó a muchas familias, eso no le da votos de los latinos.

Argumentar que Clinton y Bush sacaron a más personas que Obama no es la mejor defensa, y quién es el mayor deportador no es el problema central. La realidad es que, como los últimos presidente­s, Obama expulsó a millones de inmigrante­s, los que, en su mayoría, no tenían antecedent­es criminales. Biden lo acepta, “fueron demasiados”, me dijo. “Aunque sea más que nunca o no, fue un error”.

Fue un error del que los candidatos demócratas deben aprender.

Donald Trump, el actual presidente, ha deportado a menos personas que Barack Obama, pero tiene una clara política antiinmigr­ante: le ha llamado criminales y “violadores” a los mexicanos y, entre muchas otras medidas, ha prohibido la entrada a Estados Unidos a ciudadanos de algunas naciones, a las que se ha referido como “países de mierda”. Su estrategia se ha centrado en evitar que entren nuevos inmigrante­s.debidoaunc­ontroversi­alacuerdo con el gobierno de México, decenas de miles de centroamer­icanos, muchos con niños, esperan en la frontera norte mexicana una respuesta a sus solicitude­s de asilo en Estados Unidos. Y la respuesta puede tardar meses o años, es por ello que los demócratas deben tomar cartas en el asunto: es necesaria una reforma migratoria sensata y humana.

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