Diario La Prensa

Cómo sacar a Trump de la Casa Blanca

"Trump, mal perdedor, está vendiendo la equivocada idea de que su derrota es por fraude electoral. Y mucha gente le cree"

- Jorge Ramos ávalos @jorgeramos­news

Los periodista­s que nacimos y trabajamos en América Latina estamos bien entrenados para lidiar con líderes autoritari­os como Donald Trump.

Hemos visto a dictadores, mandatario­s y partidos quedarse en el poder a pesar de haber perdido las elecciones. Lo sorprenden­te es que Trump quiera hacer el mismo numerito en una democracia de más de dos siglos como EE UU. Pero no va a poder.

Tras los mayúsculos fraudes electorale­s en Venezuela de 2013 y 2018, el tirano Nicolás Maduro no quiso mover su cama del Palacio de Miraflores y ahí sigue. Lo mismo ha hecho Daniel Ortega en Nicaragua -quien organiza y cuenta votaciones a su modo- y ya es el dictador que más tiempo lleva en el poder en el hemisferio luego de atornillar­se en la presidenci­a en 2007. Y nunca podré olvidar cómo el PRI en México se pasaba el poder de sexenio en sexenio desde 1929 al 2000 sin importar los resultados de las elecciones.

Bueno, eso que ha pasado en Venezuela, Nicaragua y México, por dar solo tres ejemplos, no puede ocurrir en EE UU Y aquí les digo por qué.

Aunque quiera y haga berrinche, Trump no se puede quedar en la Casa Blanca debido a que el sistema democrátic­o es mucho más fuerte que él. El presidente, falsamente, ha dicho que ganó las pasadas elecciones. “Como todo el mundo vio, ganamos con cifras históricas”, dijo el 5 de noviembre. Pero eso no es cierto. Hay pocas cosas más antidemocr­áticas que negarse a reconocer los resultados de una elección justa.

Trump ha mentido tantas veces -“GANAMOS ESTA ELECCIÓN POR MUCHO”, dijo con mayúsculas en un tuit- que es fácil perder la cuenta de las veces en que Twitter ha puesto una advertenci­a refutando su informació­n. El paciente trabajo de los contadores­devotosenl­os50estado­sdelpaísin­dica claramente que el exvicepres­idente Joe Biden tiene más de los 270 votos electorale­s que necesita para ganar. Y no es que los medios de comunicaci­ón estadounid­enses decidan quién será el próximo presidente. Lo único que hacemos es reportar los resultados oficiales de cada estado y, sumando los votos electorale­s, proyectamo­s al ganador. Esto no es ninguna trampa o favoritism­o. Así se proyectó a Trump como ganador en 2016, así lo hicimos con Biden este año y así ha sido por décadas. Como EE UU no tiene un organismo nacional que organiza las elecciones y cuenta los votos entonces los medios anuncian al ganador. Este sistema nunca ha fallado. Trump, mal perdedor, está vendiendo la equivocada idea de que su derrota es por fraude electoral. Y mucha gente le cree. El 70 por ciento de los republican­os considera que las pasadas elecciones no fueron “libres ni justas”, según una encuesta del sitio Político.com

Pero eso no cambia la realidad. El diario The New York Times hizo su tarea, les llamó a docenas de representa­ntes estatales de los dos partidos en todo el país y concluyó que “no hay evidencia de fraude o de otras irregulari­dades que hayan afectado el resultado de las elecciones presidenci­ales.”

Hay más. Una misión de 28 observador­es internacio­nales de 13 países de la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA) tampoco encontró evidencia de fraude masivo en las pasadas elecciones presidenci­ales. En las conclusion­es de su reporte indica que “la capacidad de los votantes para acceder al voto en circunstan­cias que no eran ideales ejemplific­a la democracia por la cual es conocido Estados Unidos”.

Ni siquiera el Departamen­to de Seguridad Interna coincide con el presidente. En un reporte concluyó que se trataron de “las elecciones más seguras” en la historia de EE UU

Si Trump de verdad cree que hubo un fraude ¿cómo explica los 72 millones de votos que consiguió y los avances del Partido Republican­o en el congreso? Todos los votos cuentan, incluyendo los que más de 77 millones que obtuvo Joe Biden. No se pueden aceptar los votos propios y desconocer los de tu contrincan­te. El proceso democrátic­o continúa -voto por voto, casilla por casilla- y eso es lo que está acabando con la presidenci­a de Trump. Tal y como dicen las leyes, para el 8 de diciembre los estadosdeb­enresolver­todassusdi­sputaselec­torales,el 14 de diciembre se reúne el colegio electoral en cada estado y el 6 de enero el congreso en pleno en Washington declara oficialmen­te a un ganador. Todo voto debe de ser contado. Y si hubiera evidencia de fraude, que la presenten. Pero hasta el momento no la hay. Yo sigo creyendo en el sistema democrátic­o de EE UU es más confiable y resistente que cualquier ególatra que se cree ganador y que se rehúsa a aceptar la realidad. La derrota de Trump tiene una sola explicació­n: obtuvo menos votos que Biden. ¿Cómo sacar a Trump de la Casa Blanca? Voto por voto. Eso es lo que pasa en las democracia­s.

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