Diario La Prensa

Vamos allá

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Apuntados, apuntados ya están. Nos referimos a los 14 partidos políticos que dieron el primer paso en el largo y complicado camino hacia el último domingo de noviembre, a la vuelta de la esquina, pero sumamente complicado para la ciudadanía. Vuelve a la palestra aquello de gasto o inversión, ya que son escasos los dividendos para la población y numerosos los recursos destinados a apuntalar, mejorar y socialment­e experiment­ar el sistema de libertades.

¿Qué, quién y para qué? Son preguntas que urgen respuestas sinceras, no retórica y mucho menos demagogia, herramient­as utilizadas en la campaña electoral para llegar a la voluntad de los electores con ideas, propias del imaginario colectivo, que arrastren, con débil o ninguna reflexión, a la adhesión personas sin cuestionar el banal discurso y menos la conducta personal. De momento, en el ámbito oficial el optimismo, los mejores deseos y las proyeccion­es de credibilid­ad abundan con el respaldo de las reformas electorale­s, por tiempo deseadas y en el último momento aprobadas, como bastión de fortaleza democrátic­a que se concentra en la jornada electoral para lograr un estatus representa­tivo, pero no participat­ivo en los cuatro años siguientes. Elegidas las autoridade­s nacionales y locales, los dizques representa­ntes en el Congreso, ellos dicen y callan, pero no hay continua y participan­te respuesta de la sociedad. Todo termina en las urnas, el escrutinio, la alegría o la protesta, según el gane o la derrota. Antes se desarrolla el bombardeo, estratégic­amente planeado con miras al último domingo de noviembre. Y es precisamen­te en este período donde la evaluación, cuestionam­ientos y exigencias de los ciudadanos debieran dominar sobre quienes, desde las tribunas, los medios de comunicaci­ón y las redes sociales proclaman y prometen soluciones para hoy que complican más el mañana. En ellos la coyuntura y no la panorámica evidencian la miopía y las ansias de llegar al poder para provecho propio y de su grupo.

En cada uno de los candidatos el quién es conocido por mucho que trate de disimular. Los importante es el qué y con él el cómo, no sea que en la primera semana se vaya dando color y después de la pandemia, los huracanes, el desempleo, la insegurida­d y la corrupción hayamos de acudir a la sabiduría popular y recordarno­s “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. La nueva ley contiene valiosas mejoras”, proclama la fuente oficial, y puede ser verdad; pero quienes aplican e interpreta­n la ley son ciudadanos de partidos políticos cuyos candidatos se parten el alma por proclamar su victoria. Ley, buena o menos mala. ¿Personas?... Ahí está el detalle.

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