De ida sin visión
Mientras algunos países avanzan en la ruta de vuelta, nosotros estamos en el camino de ida y sin visión. No es especulación, sino apreciación de una realidad que debe ser considerado en toda su dimensión y con la prioridad que indica la encrucijada, vida o muerte, aunque parezca radical, pues la pandemia no cede, al contrario, muestra acelerada escalada en víctimas y rebasa la capacidad hospitalaria.
Llorar sobre la leche derramada no es ni asomo de solución, pero sí debiera repararse cierta parte del vertido con la aplicación inmediata de justicia, no diremos ágil, porque ya va un año de los “soñados hospitales móviles”, sobre quienes usaron y abusaron de recursos, necesarios hoy para el pago de empleados de “primera línea”, para aumentar personal en salud, para adquirir material médico y de bioseguridad y un etc. etc. que llega de costa a costa. Las miradas y las recomendaciones van hacia otros. Aquello de autoevaluación no tiene cabida, pues, aunque la realidad duela como una pedrada en la cabeza, la reacción inmediata es esconder la mano, y así vuelve a la palestra el cierre de ciudades y zonas como aquellos días del duro atragantar en casa.
¿Será necesario? Veamos: se ha vuelto habitual la protesta de trabajadores en los centros de triaje, personal médico, enfermería, limpieza, vigilancia, etc. por el retraso en el pago de los salarios. Desde las oficinas de la burocracia apuntan a que no se han liquidado los recursos entregados. Desde los gobiernos locales muestran la documentación presentada. Aunque la situación es trágica, “las cosas en palacio van despacio”, los funcionarios no pierden el sueño.
A medio año y la bolsa tiene más aire que monedas. Y falta lo que falta, con la no poco despreciable cantidad demandada, superior a los mil millones de lempiras. Pero volvamos a la pandemia. Voces de profesionales de la medicina que sugieren restringir la movilización de personas, pero anuncian otra molotera: entrega de placas de vehículos. En bodega no se oxidan. Y apenas vayamos saliendo de lo del DNI llega la campaña, las elecciones y lo demás. La necesidad de la práctica de los protocolos de bioseguridad debe, como imperativo existencial, ir acompañada de la reapertura de los triajes, movilización de brigadas, dotación de recursos, con recortes inmediatos de gastos y sustanciosos colaterales al salario. ¿Medidas de contención? No. Concienciación de la población y claridad en Salud, sí. Recursos dirigidos, con prioridad efectiva, a combatir el covid, también. Cerrar es eliminar más oportunidades de empleo, que no toca a funcionarios, empleados públicos ni privilegiados de entidades descentralizadas, sino a los mismos…