Educación para el trabajo
Si se logra migrar la educación técnica a un nivel terciario se logran muchas ventajas. Con un año de educación específica en su carrera, teniendo ya un bachillerato y más madurez, pueden prepararse mejor para su carrera escogida que en dos o tres años de hacerlo en forma conjunta.
El enfoque en la parte técnica de la educación permite desarrollar carreras nuevas y adaptar conocimientos nuevos de una manera más ágil. Los diferentes gremios y empresas pueden retroalimentar a las instituciones educativas para que vayan abriendo nuevas carreras. Al mismo tiempo, estas instituciones pueden becar y dar oportunidades de prácticas profesionales a las personas que quieran estudiar conocimientos específicos que sean de interés para ellos.
Si las instituciones se acreditan con la Unah, el estudio puede servir de práctica o créditos para carreras profesionales relacionadas, unificando el nivel terciario. La implementación de este sistema no requiere cerrar o retirar ninguna capacidad educativa existente (caso contrario a lo que lamentablemente ocurrió con las escuelas normales). Las instituciones pueden seguir dando la formación que dan actualmente y paralelamente crear programas para bachilleres egresados.
El Infop, que lleva un programa de preparación paralelo, se puede reformar y crear algunos programas que sirvan a este nivel, especialmente de tipo general. Las empresas, cooperativas, gremios u otros entes podrán crear o aliarse para crear la formación que requieran para su actividad productiva.
Implementar este concepto educativo no requiere de legislación ni de recursos públicos. Los espacios y derechos ya existentes no se ven afectados y esto no implica una privatización de la educación pública, sino crear un sistema de educación para el trabajo.