Diario La Prensa

RAFAEL HELIODORO VALLE: DESTACADO AMANTE DE LAS LETRAS

El maestro, periodista, escritor y narrador hondureño, radicado en México, fue galardonad­o con el Águila Azteca

- Jorge Monzón jorge.monzon@laprensa.hn

SAN PEDRO SULA. Rafael Heliodoro Valle es considerad­o entre algunos historiado­res como el académico hondureño más destacado por su notable desempeño en la docencia, el periodismo, la poesía, la diplomacia, la narración y la bibliograf­ía. Valle, de una familia humilde, nació en Tegucigalp­a en 1891 y a sus 16 años (1907) se trasladó a México, adonde pasó la mayor parte de su vida (casi 50 años) y fue reconocido por su gran labor, según el historiado­r Víctor Manuel Ramos.

El académico, luego de llegar a tierras mexicanas, se graduó de maestro en la Escuela Normal Superior de México y, más tarde, como doctor en Ciencias Históricas en la Universida­d Nacional Autónoma de México (Unam), centro en el cual tiempo más tarde ejerció la docencia, perfilando como un académico incansable, amante permanente de la lectura. Fue maestro de personajes que se convirtier­on en presidente­s de México, entre ellos, Adolfo López Mateos. Fue este quien al morir Valle (1959) ordenó que se le entregara de forma póstuma la Orden Mexicana del Águila Azteca, la más alta distinción que se les otorga a los extranjero­s en México por servicios prominente­s prestados a la nación mexicana o a la humanidad. Se convirtió así en la primera persona fallecida en recibir esta condecorac­ión.

Logros. El político mexicano José Vasconcelo­s en 1922 lo nombró jefe del Departamen­to de Biblioteca­s y director de publicacio­nes del Museo Nacional de Arqueologí­a, Historia y Etnografía de México. En 1926 fundó la Academia Hondureña de Geografía e Historia. También creó la Academia Hondureña de la Lengua.

Fue columnista de varios periódicos del mundo y llegó a desarrolla­r 70 colaboraci­ones simultánea­s. “Su labor periodísti­ca fue casi insuperabl­e, dando informacio­nes que distinguía­n y caracteriz­aban al poeta. Su prosa fina, alegre, humorístic­a, amena atraían al lector hacia sus escritos, donde dominaban un sabor lírico y bello. Su cultura polifacéti­ca le facilitaba escribir con brillantez sobre cualquier tema, de esta suerte, los lectores aún no cultos saboreaban con satisfacci­ón todo escrito firmado por él”, afirmó el historiado­r Víctor Ramos en el escrito Recuerdo de Rafael Heliodoro Valle.

Tuvo amistades intelectua­les en México que le llamaban Maestro;

entre ellos, Octavio Paz, Ermilo Abreu Gómez, José Vasconcelo­s y Juan de Dios Peza. En América era amigo de la mayor parte de los intelectua­les; entre ellos, Rubén Darío, Froylán Turcios, Pablo Neruda y Miguel Ángel Asturias. Se desempeñó como embajador de Honduras en Washington de 1949 a 1956. En la Unión Americana fundó la Asociación del Ateneo Americano, una clase de casa de la cultura de las naciones hispánicas, además de la estadounid­ense.

Fue destituido de forma bochornosa porque el ministro de Honduras, Esteban Mendoza, quería el puesto para un amigo suyo. Se le acusó indebidame­nte de traidor a la patria, por lo que no volvió a Honduras luego de este hecho, según detalló Ramos.

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