Diario La Prensa

Cuestionar a AMLO

"El problema Es que amlo sigue la tradición del viejo presidenci­alismo mexicano con su gran balcón y utiliza las mañaneras para hacer propaganda oficial".

- Jorge Ramos ávalos @jorgeramos­news

El presidente de México ha fallado en su principal obligación: proteger la vida de los mexicanos frente al crimen y la pandemia, por eso nos toca cuestionar­lo a los periodista­s.

AMLO habla mucho, ha realizado más de 600 conferenci­asdeprensa­enmenosdet­resañosysu­s palabras en la “mañanera” se reproducen muchísimo, más que la de los presidente­s que le precediero­n, debido a las “benditas redes sociales”. Domina así la agenda del país y no hay un líder opositor con la misma presencia mediática. Y ante tanto poder nos toca a los periodista­s obligarlo a rendir cuentas.

La principal función social del periodista -además de reportar la realidad de manera justa y fidedignae­s cuestionar a los que tienen el poder, para eso sirve el periodismo.

Cuando participé en la mañanera el lunes pasado le dije al presidente que la labor de los periodista­s independie­ntes era ser contrapode­r y que eso significab­a confrontar­lo a él como lo hicimos con los presidente­s anteriores. No estoy seguro que le gustó lo que le dije, pero me dio la palabra abiertamen­te, pude preguntar con absoluta libertad, nadie pidió mis preguntas por adelantado y no existió después ningún intento de censura.

AMLO es un presidente elegido legítimame­nte por más de 30 millones de votantes y deberá gobernar todos y cada uno de los días de su sexenio. Ni uno menos y ni uno más. Ya ha dicho en varias ocasiones que entregará el poder, como establece la ley, el 30 de septiembre de 2024, pero el hecho de que sea el presidente legítimo no significa necesariam­ente que sea un líder efectivo y que los periodista­s no podamos poner en duda la informació­n que da.

El problema es que AMLO sigue la tradición del viejo presidenci­alismo mexicano con su gran balcón y utiliza las mañaneras para hacer propaganda oficial, para apabullar las ideas que no coinciden con las suyas y para denostar a sus críticos. Como ejemplo ahí está su nueva sección de “Quién es quién en las mentiras”.

Pero así como él lo hace, también nos toca a los periodista­s resaltar sus errores e imprecisio­nes. El punto débil de AMLO son sus muertos y su incapacida­d de proteger la vida de miles de mexicanos. Y sobre eso le fui a preguntar en la mañanera.

El gobierno de López Obrador está en camino a convertirs­e en el más violento de la historia moderna de México, con más de 86,000 homicidios dolosos desde que llegó a la Presidenci­a. Estas son cifras oficiales y no hay resultados, le dije. Y fuera de la burbuja del Palacio Nacional no hay la “paz y tranquilid­ad”quetantopr­egona.estánasesi­nando a casi 100 mexicanos diariament­e. Esto es un fracaso de su política de “abrazos, no balazos”.

Endiciembr­ede2018(suprimerme­scomopresi­dente) hubo 2,892 homicidios dolosos y en mayo de 2021 hubo 2,963. “No hay cambio”, le dije, pero él insiste en que sí hay. “Hemos avanzado, ahora sí que yo tengo otros datos”, respondió.

Cuando le dije que yo había sacado los datos de su propio gobierno -del Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública- me dijo: “Creo que te dieron mal las cifras, yo tengo otros datos”. No es la primera vez que me da una respuesta así.

Tampoco nos pusimos de acuerdo sobre el inefectivo manejo de la pandemia. La mala estrategia ha costado muchas vidas. México es el cuarto país del mundo con más muertos por el coronaviru­s, según la Universida­d Johns Hopkins, a pesar de ser el décimo de más población. El presidente me dijo que estaba desinforma­do y presentó una gráfica en que México aparecía en el lugar 19 del mundo por muertes de covid divididas por millón de habitantes. Más allá de las diferencia­s estadístic­as, ¿cómo puede decir que “vamos bien” cuando hay 229,000 muertos y, segurament­e, muchos más?

A pesar de que no coincidimo­s en muchas cosas, agradezco la oportunida­d de debatir y dialogar con el presidente. Es difícil encontrar otro país en el mundo donde haya un ejercicio periodísti­co similar. Y no entiendo por qué los periodista­s que criticanal­gobiernono­separantem­pranoparae­nfrentarlo en persona. Para que la democracia esté viva hay que cuestionar a AMLO y a todos los que tienen un pedazo de poder. Los periodista­s no debemos cederle a AMLO el espacio de la mañanera, aunque sea incómodo. Ya he ido tres veces y espero regresar pronto.

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