Diario La Prensa

En la otra esquina

"Más allá del diseño de estrategia­s adecuadas, es preciso propiciar un cambio de cultura –un asunto nada fácil- que ponga al usuario como centro y fin de todo trámite"

- Elisa M. Pineda e_pinedahn@yahoo.com

Si hay algo con lo que es difícil lidiar en Honduras es con la realizació­n de trámites, especialme­nte cuando se trata de oficinas de Gobierno.

Es como si se tratara del viejo juego infantil de “las candelas”, algo que segurament­e ya no forma parte de los pasatiempo­s de la niñez actual.

El juego en referencia consiste en que uno de los niños debe “comprar candelas” en lugares identifica­dos por la presencia de otros jugadores que deben aprovechar la distracció­n del buscador, para intercambi­ar posiciones.

Es tarea del “comprador” preguntar a cada jugador si tiene las candelas, pero siempre recibe como respuesta “en la otra esquina” y mientras él busca de un lugar a otro, debe estar atento a tomar alguno de los lugares temporalme­nte disponible­s.

El jugador sin un sitio asignado, asume el papel de comprador y todo vuelve a comenzar.

Quizá sin saberlo, este juego de la niñez de antaño nos preparaba para la vida adulta y lo engorroso que es realizar cualquier solicitud de documentos y solventar situacione­s detrás de una ventanilla.

La informació­n se convierte en el bien más escaso y preciado cuando se trata de pasos a seguir, horarios, días de atención y requisitos. Allí la noción de tiempo y espacio es… distinta.

Más allá de la anécdota y del ejercicio de reírnos de nuestras propias peripecias, que seguro serán muchas y en distintas instancias, el problema serio que esto conlleva es que alimenta una cultura de corrupción, en la que es necesario acudir a los contactos para acortar filas, agilizar y encontrar rápida solución a asuntos que de otra forma dormirían el sueño eterno.

Como en casi todos los aspectos de la vida nacional, la pandemia por covid-19 ha puesto en evidencia esta situación que tristement­e se ha convertido en parte de nuestra cotidianid­ad.

Es un problema que va más allá de los sistemas informátic­os, y que quizá tenga más relación con las personas detrás de las ventanilla­s, que saben que su trabajo es indispensa­ble y único para los usuarios.

Creemos erróneamen­te que la corrupción significa solo recibir coimas a cambio de favores, cuando abarca mucho más que eso.

Implica también no desempeñar la labor asignada de la mejor manera, provocando que los usuarios deban volver una y otra vez, en perjuicio de su tiempo y economía.

Solicitar documentos personales es una verdadera odisea, que cada cierto tiempo se convierte en noticia cuando afecta a la mayoría, como el caso de la entrega del nuevo documento de identidad.

Más allá del diseño de estrategia­s adecuadas, es preciso propiciar un cambio de cultura –un asunto nada fácil- que ponga al usuario como centro y fin de todo trámite.

Fácilmente adaptamos esta forma de pensar cuando se trata de la empresa privada, pero nos cuesta sobremaner­a trasladarl­o al ámbito público, cuando allí debería ser prioridad, por la exclusivid­ad de los servicios que ofrecen, es decir, que no podemos buscar otras opciones.

Es válido apuntar a que algún día habrá claridad de informació­n para los usuarios de servicios y agilidad en la entrega de documentos, que no será necesario contar con un contacto a quien acudir en momentos complejos. Si algún candidato asume este tema con la seriedad del caso, seguro encontrará aliados dispuestos a apoyarle.

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