Diario La Prensa

Piden priorizar vía de cuatro carriles entre San Pedro Sula y La Ceibita

Alcalde de Quimistán considera improrroga­ble el proyecto de ampliación de la vía para que se deje de gastar el dinero en tapar baches. En Petoa urge puente que une a San Antonio de Majada y Cofradía

- Jessica Figueroa/mariela Tejada

“NOS HA DICHO EL MINISTRO DE INSEP QUE LA CARRETERA A OCCIDENTE SERÁ UNA PRIORIDAD” “EL RELLENO ENTRE SAN ANTONIO DE MAJADA Y COFRADÍA PUEDE CEDER E INCOMUNICA­R A MILES”.

Un derrumbe entre la colonia Lempira y la comunidad de Casa Quemada, al comienzo de la CA-4 en San Pedro Sula, una protesta frente al Tercer Batallón de Infantería en Naco o un accidente vehicular en cualquiera de los 249 kilómetros que hay entre la Capital Industrial y Ocotepeque bastan para que la carretera a occidente se vuelva un pandemonio.

En este importante eje vial del país los problemas abundan. La carretera ha sido parchada en innumerabl­es ocasiones, pero más tardan en cerrar un hoyo que otros más en abrirse. Encima de ello, la carpeta asfáltica en casi toda la extensión vial entre San Pedro Sula (Cortés) y Nueva Arcadia (La Entrada, Copán) está agrietada, descascara­da y llena de parchos por los incontable­s trabajos de bacheo que se han ejecutado.

A ello se añade la escasa señalizaci­ón vertical y horizontal que hay en el corredor, además de la penumbra que hace que conducir de noche sea absolutame­nte peligroso. Para el alcalde de Quimistán, Rubén Darío Pacheco, el bacheo ha venido siendo la excusa para prorrogar la ampliación de la carretera a cuatro carriles hacia el sector de La Ceibita, como se había presupuest­ado en 2014 en un fideicomis­o.

“Ahora ya no necesitamo­s que nos reparen ni que nos bacheen la carretera. Es más, ni que la hagan nueva, sino que la amplíen. La demanda es de una carretera más espaciosa. Debido a la maquila, la población ha crecido de manera exagerada, exponencia­l, en el sector Cofradía, en Naco y en el mismo valle de Quimistán”. El alcalde añade que llegar a San Pedro Sula es una odisea tremenda si se circula en horas pico; es decir, cuando va todo mundo hacia su centro de trabajo o cuando salen.

“La gente que viaja desde Quimistán, Naco o Cofradía a San Pedro Sula y la gente que viaja desde Cofradía y San Pedro Sula para el sector del valle de Naco, donde tenemos las maquilas, se enfrentan a una odisea. Entonces, la ampliación de la carretera es un proyecto improrroga­ble”, acotó. En Naco funcionan al menos cuatro parques industrial­es, y la gran mayoría de personas que trabajan ahí se desplazan de varios municipios de Santa Bárbara, Naco, el sector Cofradía e incluso desde San Pedro Sula.

Males compartido­s. Frente a Quimistán, entre la comunidad de El Camalote y El Higuerito, hay alrededor de tres kilómetros donde los conductore­s ponen en juego sus vidas.

La carretera tuvo que haber sido reparada desde hace varios meses, pero sigue repleta de agujeros. “El ministro de Insep nos decía que están identifica­ndo la posibilida­d de que en el presupuest­o se pueda avanzar y culminar los proyectos. Pero antes de eso necesitaba­n verificar el contrato que se le dio de bacheo a una empresa, que incluso ahí tengo el rótulo del monto del bacheo y que no cumplió al final el tramo entre El Camalote y El Higuerito, que dejan en medio del desvío de la cabecera municipal de Quimistán. Ese tramo no lo repararon, ellos hicieron el bacheo hasta La Entrada, Copán, y dejaron ese tramo así”, expresó. De su lado, el alcalde de Petoa, Avenego García, expone con preocupaci­ón la falta de celeridad en la ejecución de proyectos de reparación vial luego de los daños que causaron las tormentas Eta y Iota a finales de 2020. Aunque casi han pasado dos años desde entonces, le preocupa que los pobladores de San Antonio de Majada no vean ni señales de la reconstruc­ción del puente que los conecta con la comunidad de Rancho Manacal, en Cofradía.

El 70% del enorme puente fue embestido por el río Chamelecón y en su lugar se realizó un relleno que peligra de ser arrastrado por el río al crecer.

“Da pesar porque ya comenzó a llover y es una obra muy cara y no se le ha dado el respectivo seguimient­o. Lastimosam­ente cuando el río crezca se lo va a llevar y son 28 comunidade­s las que quedarán incomunica­das totalmente”, lamentó.

Por el otro lado, en la carretera N20, entre La Ceibita y la cabecera patepluma hay varios tramos dañados y cuantiosos agujeros que han causado numerosos accidentes vehiculare­s. Entre la comunidad de Pueblo Nuevo, en Petoa, y Trinidad hay tramos donde el pavimento desapareci­ó. Además, a un costado del río Ulúa, antes de llegar a Ilama, la carretera tiene baches y constantem­ente se producen derrumbes. Después de la cárcel de máxima seguridad El Pozo, en Ilama, el río Ulúa se llevó un pedazo de carretera.

Se rehabilitó de tierra, pero no está pavimentad­a.

Pasando la cabecera, entre San Vicente Centenario y Concepción del Sur, cuadrillas todavía trabajan en reconstrui­r un enorme tramo de carretera que cedió ante un derrumbe.

En el lugar se formó un enorme boquete que se debe cruzar con mucha precaución para evitar un incidente. En Copán también padecen por varios tramos dañados en carreteras primarias y secundaria­s.

Mario Aguilar, alcalde de Concepción, espera respuestas para su municipio.

“Estamos a la expectativ­a de lo que suceda con la red vial. Se tienen que tomar los proyectos sin distingo de colores políticos porque hay que trabajar para el desarrollo de todos los municipios”, añadió.

Para los alcaldes de occidente es urgente definir proyectos de mejor calidad que impulsen el crecimient­o del corredor. Para que una carretera nueva, a cuatro carriles, se defina, de la mano debe avanzar el megaproyec­to de la construcci­ón de la represa El Tablón, que vendría a redibujar la red vial de la región.

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Alcalde de Quimistán, SB
RUBÉN DARÍO PACHECO Alcalde de Quimistán, SB
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Alcalde de Petoa, SB
AVENEGO GARCÍA Alcalde de Petoa, SB
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