Uno con argumentos y nueve con fe
Hay cosas lindas que solo el fútbol nos puede regalar; por ejemplo, el torneo Clausura que comienza este día con el juego inaugural entre UPNFM vs. Marathón viene precedido de un mundial jugado entre noviembre y diciembre, que sirvió para ver cómo hasta millones de detractores de Lionel Messi celebraron lo que el argentino se merecía: una copa del mundo.
Sí, aunque se trate de dos dimensiones diferentes, los hondureños debemos sentirnos orgullosos de tener la oportunidad de disfrutar un torneo que, salvando las distancias, siempre será el escenario inmediato para entregarnos un fútbol digno y muy disputado, donde los nuestros siempre nos dan la oportunidad de verlos competir entregando lo mejor de sí. A todas luces el camino está claro, la copa del campeón pasa por lo bueno o malo que haga el Olimpia, es el equipo a vencer, y no solo por los equipos llamados grandes, sino por la cantidad de puntos que arrebaten los menos favoritos, pero sí honorables guerreros. En la pelea, Motagua es el inmediato y le sigue Marathón, pues Real España hace ratos perdió el norte y no tiene, al menos para su afición más conservadora, los argumentos futbolísticos suficientes para levantar una copa, así es, no por estos años. La Máquina está lejos.
Pero siendo sobrios en el análisis, no todo debería cifrarse en quitarle la posibilidad al Olimpia de ser campeón una y otra vez. Considero que la afición debería darse el espacio para también disfrutar del trabajo de un entrenador de otras ligas dirigiendo en Honduras, Pedro Troglio, quien con solvencia sigue viendo por el retrovisor al resto de sus colegas. Antes de cerrar, no me sentiría cómodo sin hacerle un reconocimiento al Olancho FC, que más allá de todo el ruido en su alrededor considero que es un equipo de los mejores conformados, jugadores de buen pie y con un matador como pocos: Agustín Auzmendi.
Así pues que estamos a las puertas de volver a disfrutar y sin reservas del fútbol hondureño, ese que nos ilusiona y devuelve torneo a torneo la posibilidad de ilusionarnos con alcanzar las más grandes y mejores satisfacciones para una afición tan apasionada.