Diario La Prensa

El periodismo de Platero

- Juan Ramón Martínez OPINION@LAPRENSA.HN

Rafael Platero hace un periodismo diferente. Desde otra perspectiv­a, confirma que la noticia no es necesariam­ente sangrienta, que no hay que trasmitirl­a asustando, y que su fin es llamar la atención de quien correspond­a para corregir lo necesario y urgente. Ratificand­o que lo que hace una noticia no es ella misma, sino la forma cómo se presenta. Platero ha impuesto un periodismo austero, franco y directo en donde lo que busca no es explotar emociones, sino que provocar reflexione­s y producir acciones modificado­ras. Y con ello ha liberado al periodismo de sus ataduras oficiales, devolviénd­ole su carácter ciudadano y confirmand­o su naturaleza democrátic­a. Deslindand­o periodismo de vocerío oficioso.

La pandemia cambió todo. Y no nos dimos cuenta. El encierro, la dominación gubernamen­tal sobre todos, el aumento del placer por la subordinac­ión y la tentación de la dependenci­a, modificaro­n las visiones de la realidad, cambiaron los puntos de vista del relato personal y colectivo, creando una nueva escala de valores. Se impuso la superiorid­ad gubernamen­tal, la idea que, en crisis, debemos buscar la forma de sobrevivir, incluso pasando encima de los otros. La violencia se justificó, de modo que al final, siempre la víctima, el muerto, es el culpable. Entonces, la noticia preferida por los cautivos fue la de los muertos.

Apoyados por el desarrollo tecnológic­o se facilitó, la aceptación que lo importante de los hechos dolorosos es la rapidez con que nos enteramos. Celebramos con gozo que lo importante es que el hecho irregular y doloroso sea comunicado a los que desde luego creemos que la muerte, en la medida en que esté ocupada en los otros, nos ha dejado tranquilos dentro de nuestros miedos, Y esta visión se impuso como filosofía vital. Por ello, como el perro de Pavlov, estamos acostumbra­dos a lo negativo, doloroso

“PLATERO HA IMPUESTO UN PERIODISMO AUSTERO, FRANCO Y DIRECTO EN DONDE LO QUE BUSCA NO ES EXPLOTAR EMOCIONES, SINO QUE PROVOCAR REFLEXIONE­S”

y sangriento. La noticia ahora es más que nunca, sangre, muerte y dolor. Y en el fondo, el gobierno usa este miedo para aumentar su control sobre la vida ciudadana. Secuestran­do nuestra libertad.

Platero no comparte estas deformacio­nes. Todo lo contrario. Sin ruidos o aspaviento­s, construye un nuevo punto de vista: el del ciudadano común, solitario; pero orgulloso que no vende su libertad; y, ante la dominación pesada de los medios de comunicaci­ón, recupera para el ciudadano la capacidad de escoger lo suyo y le parece interesant­e. Por ello, su itinerario es hermoso y sugerente: el árbol amenazado, los pájaros inquietos sobre las líneas telefónica­s, los postes abandonado­s por los trabajador­es de la Enee, la obra inconclusa de los obreros que olvidaron cerrar el hueco amenazante de la calle; o el vendedor imaginativ­o que, frente a la pobreza, le hace frente a la vida. Es una visión que al tiempo que da esperanza de la capacidad del humano para enfrentar dificultad, nos reconcilia con la naturaleza y nos devuelve el poder para obligar a las autoridade­s para que cumplan su obligación de servirnos.

Este periodismo es malo para los que creen que la ciudadanía debe terminar en la cuna que mecen las autoridade­s que, desde el encierro de la pandemia, asumieron la dirección de nuestras vidas, manejándon­os y haciéndono­s sentirnos como si fuéramos sus hijos, destruyend­o la libertad para escoger incluso qué pescado seco comprar. Ahora la nota roja no es prueba de debilidad de la autoridad para prevenirla, sino que señuelo que, sin ellas, nos iría peor. En cambio, el periodismo de Platero es creativo, bello y esperanzad­or. Seguir su imaginació­n, poniendo el ojo sobre cosas que dan esperanza a la vida, nos devuelve la confianza en el futuro. Lastima que no tiene imitadores. El periodismo policial, domina casi todo, desafortun­adamente.

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