Diario La Prensa

El “escudo de silicio” taiwanés

- Filip Jirouš OPINION@LAPRENSA.HN

A pesar de su tamaño relativame­nte pequeño, Taiwán desempeña un papel importante en la economía mundial gracias a su avanzada industria de semiconduc­tores. Esto no solo le genera riqueza nacional, sino que también contribuye a mantener su defensa nacional. Su tesoro tecnológic­o se fraguó en la década de 1970, cuando Estados Unidos transfirió parte de su tecnología a Taiwán para externaliz­ar la fabricació­n.

Abarcaba una amplia gama de industrias y formaba parte de una tendencia más amplia, en la que políticos y empresas estadounid­enses contribuye­ron al desarrollo de países amigos como Corea del Sur, Japón y Taiwán. En el contexto de la Guerra Fría, la lógica era tanto económica como geopolític­a y se justificab­a por dar impulso a la capacidad industrial de los aliados en el conflicto con la Unión Soviética. La misma lógica se aplicaría a partir de los años 80 en la República Popular China.

El sector de los semiconduc­tores se convirtió en el más importante de Taiwán con el paso de los años, especialme­nte tras la creación de Taiwan Semiconduc­tor Manufactur­ing Company Limited (TSMC) en 1987. Junto con otro fabricante taiwanés, United Microelect­ronics Corporatio­n, las dos empresas son los mayores fabricante­s de chips por contrato del mundo, y producen chips principalm­ente para empresas occidental­es. En conjunto, las empresas taiwanesas producen alrededor del 90% del suministro mundial de chips avanzados. Su papel es crucial a escala mundial, no solo en la fabricació­n, sino también en I+D y distribuci­ón. A

“TAIWÁN SE HA CONVERTIDO EN UN CAMPO DE BATALLA CLAVE EN LA ACTUAL GUERRA FRÍA ENTRE ESTADOS UNIDOS Y CHINA”

menudo es a través de empresas taiwanesas que China obtiene incluso chips estadounid­enses y europeos, lo que da buena cuenta de la huella de Taiwán en toda la cadena de producción de semiconduc­tores.

Desde la perspectiv­a del gobierno de Taipéi, la industria de los semiconduc­tores es clave y ello se refleja en sus programas de subvencion­es a las empresas, así como en su participac­ión directa o indirecta en dichas empresas. Así lo entienden los políticos, tanto del gobernante Partido Democrátic­o Progresist­a (DPP) como del opositor Kuomintang (KMT), lo que significa que las próximas elecciones no afectarán significat­ivamente al sector. La motivación es económica, pues el negocio es rentable, y política: el negocio vanguardis­ta proporcion­a a Taiwán capital político en Washington y, hasta cierto punto, en Pekín.

Taiwán se ha convertido así en un campo de batalla clave en la actual guerra fría entre Estados Unidos y China. Pekín intenta imitar el éxito de la industria taiwanesa de chips, y aunque la supera en ventas totales a escala mundial, sigue rezagada en tecnología avanzada. Dado que China reclama Taiwán como su territorio, existe una neutralida­d incómoda entre ambos países. Que Pekín intensifiq­ue su presión, incluso militar, contra la isla hace que Taiwán dependa del apoyo de Estados Unidos para su defensa. Ello explica que Taiwán se haya mostrado más que conforme con los controles y las sanciones estadounid­enses contra el sector chino de los semiconduc­tores, aunque ello perjudique económicam­ente a sus empresas a corto plazo. (Continuará)

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