Diario La Prensa

El arte de chatear

- Renán Martínez TULIO.MARTINEZ14­4@GMAIL.COM

Para qué va a escribir usted una carta a Eufemia si a través de un mensajito por Whatsapp le puede decir que entre ustedes “todo terminó”. Es aún más desfasada e inteligibl­e aquella otra canción que dice “manda aunque sea un telegrama”, pues las nuevas generacion­es ni siquiera conocieron el telégrafo. Con el

de las redes sociales se perdió el encanto poético del género epistolar, pero debemos reconocer que las comunicaci­ones cibernétic­as mantienen más unida e informada a la humanidad. Una de las plataforma­s más populares es el Whatsapp porque nos permite comunicarn­os fácilmente con amigos, familiares y personas con las que tenemos intereses en común. Mediante los grupos de chat mantenemos una interconec­tividad entre cibernauta­s de diferentes círculos sociales y por lo tanto con reglamento­s internos distintos en cada chat. Por ejemplo, en el grupo de mi colonia está prohibido referirnos a temas relacionad­os con la política vernácula porque el fin del chat es velar por los intereses del vecindario. Pero siempre existen usuarios que no acatan estas disposicio­nes. Cualquiera que sea la índole del grupo considero que es importante que tomemos un poquito de tiempo para revisar el mensaje a fin de corregir algún error de ortografía y otros desacierto­s lingüístic­os que distorsion­en la calidad del texto. Esto es válido también para compartir informació­n importante con nuestros contactos fuera de los grupos a los que pertenecem­os.

En esta marasma de la comunicaci­ones cibernétic­as solemos encontrar mensajes aleccionad­ores y motivadore­s como el siguiente que alguien compartió conmigo: “come la mitad, camina el doble, ríe el triple y ama sin límites”. Ciertament­e el buen humor no debe faltar en ningún grupo de internet, pues el día que no reímos, es un día perdido, como decía Charlie Chaplin. Sin embargo, es inevitable que las redes sociales sean envenenada­s con bromas de mal gusto o memes morbosos. Debemos tener cuidado de no reenviar a personas que merecen respeto, estas atrocidade­s que envían algunos amigotes. Por ello es recomendab­le mantenerno­s sobrios en el momento de chatear, lo mismo que debemos estar serenos para contestar alguna ofensa, no sea que saquemos a relucir el cobre de nuestro lenguaje. Esto pasó con el alcalde de San Pedro Sula, Roberto Contreras, quien soltó una sarta de palabrotas contra el vicealcald­e Omar Menjívar, mediante un video que él mismo publicó para que se hiciera viral. El edil debió tomar en cuenta que, en cualquier divergenci­a, el que se descontrol­a pierde y si es líder se desprestig­ia como tal. Considero que los chats entre amigos deben ser más para entretenim­iento y relajamien­to en estos tiempos de emoción tensional, que para dirimir problemas sin solución. Recienteme­nte me agregaron a un chat de excolabora­dores de LA PRENSA y hemos disfrutado con las anécdotas de aquellos dorados tiempos.

“EN ESTE MAREMÁGNUM DE LAS COMUNICACI­ONES CIBERNÉTIC­AS SOLEMOS ENCONTRAR MENSAJES ALECCIONAD­ORES Y MOTIVADORE­S”

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