La revolución del cóctel en parís
La ciudad luz nunca había sido tan hip. Nos vamos de fiesta por la capital francesa, donde el champagne cede su puesto a los cocteles más fashion del mundo. Un recorrido de pura diversión.
Después de una multimillonaria renovación de varios años, el hotel Ritz en la Place Vendôme de París, por fin abre este 2016. Y cuando tal cosa suceda, el célebre barman jefe Colin Field estará de vuelta, agitando la coctelera, moviéndose de un lado para otro y contando historias mientras monta guardia en su sitio predilecto en el bar Hemingway, recubierto de madera s nobles y sillones de cuero. no hay nadie que se parezca a él, un inglés que ha desempeñado el papel de anfitrión haciendo gala de cortesía y refinamiento, un artista culinario, un guía espiritual y un showman puro durante décadas. En los últimos años, París ha sido testigo de una revolución del coctel. Bares de copas – de lo sencillo a lo de moda– han aparecido en la ciudad mientras que los cocteles han ganado los corazones y los paladares de los franceses. “Hay una auténtica explosión de apertura de bares de copas”, dice Field. ¿Está preocupado por la competencia? “¡No tengo competencia !”, recalca, con la confianza de un veterano que lo ha visto y ha hecho todo. En 1919, la prohibición en Estados Unidos supuso el éxodo de algunos de los grandes bármanes de Estados Unidos a París y Londres, donde atendían a los clientes y los artistas en los clubes de jazz. Se inventaron el Bloody Mary y el French 75. El fenómeno actual comenzó en 2007, cuando Romée de Goriainoff y sus socios abrieron el Cocktail Club Experimental, un bar con estilo de taberna clandestina. Siguieron otras “barras de artesanía ”, incluida candelaria, enelmara is. en 2015, loss ocios dec ande laria–josh Fontaine, Adam Tsou y Carina Soto Velasquez Tsou– abrieron su propia cuarta barra de París, Hero. Varios de los nuevos bares de copas han surgido en el sur pi galle. el grand Pigalle Hotel, que abrió en la primavera de 2015, tiene un bar en el vestíbulo, cocteles embotellados en cada habitación y en las habitaciones dibujos del atípica copa en la que se sirven los martinis . “Los productos están seleccionados muy cuidadosamente; bitters, licores y siropes suelen hacerse de forma artesanal, y rones, whiskies y ginebra ssemac eran con especias exóticas ”, dice do ni be la u en su nuevo libro, par isCocktails. Forest Collins, un estadounidense que vive en París, quedó tan impresionado por la escasez de buenos cocteles aquí que en 2007 creó sublog 52 martin is, una guía para encontrarlos me jo rescoct eles de París. “Me imaginé que tenía que haber algunos combinados por descubrir por ahí”, dijo. Todavía es de rigor que se de la bienvenida a cualquier fiesta de lujo parisino con una copa de champán. pero incluso eso está cambiando. una buena botella de champán cuesta hasta 30 euros; en los últimos años, Francia ha comenzado a importar un respetable Prosecco italiano que cuesta unos 9 euros. Aperol, el fabricante italiano de bitters, ha disfrutado de un renacimiento con suc octe lA perolSpritz, una mezcla de tres partes de Pro secco,dosp artes de A pero ly un chorrito de soda. El Bistrot 82 de la Rue des Martyrs, al pie de Montmartre es un antro de tragos y cañas.pida una ronda de tragos, y el camarero se lo agradecer á vertiendo una línea de líquido de encendedor a lo largo de toda la barra cubierta de plancha de zinc y encendiendo un extremo de la misma con una cerilla. las llamas se elevarán dos pies de alto para el espectáculo que, por desgracia, dura solo unos pocos segundos.