Estilo

Tegucigalp­a

Un día perfecto en el centro histórico

- Textos María Teresa Agurcia

Querida hondureña, sí, te hablo a vos, mujer fuerte, independie­nte, siempre bien vestida, educada e invaluable. Hoy quiero platicar con vos. ¿Cómo va el trabajo? ¿Mandados del hogar? ¿Cuándo fue tu último manicure? ¿Cuándo te tomaste un vinito con tus mejores amigas? ¿Cuándo fue la última vez que caminaste por tu ciudad? Yo te entiendo. Llevamos vidas algo complicada­s, difíciles, sin espacio para respirar. A veces olvidamos que en Tegucigalp­a el clima siempre es perfecto o que todo queda a la vuelta de la esquina. A veces olvidamos que en esta ciudad–escondida entre montañas, bosques y nubes–la cultura resuena y caminamos sobre una riqueza histórica, una tradición de patrimonio y fachadas. Lo que te quiero pedir, mujer hondureña, es que, en este mes de la patria y de la conmemorac­ión de la fundación de nuestra querida Tegucigalp­a, tal vez guardá un espacio para descansar, para reconsider­ar, para hacerte el manicure, pero también para conocer (o volver a conocer) tu ciudad. Hacé planes un jueves por la tarde con tus amigas, pero también hacé planes un sábado por la mañana. Visitá rinconcito­s, redescubrí iglesias, olvidá la dieta y comete una burrita–con seis tortillas-. Volvé a las costumbres de antes, volvé a las calles de tus padres, volvé a ese lugar lleno de memorias, historias que una vez te contaron. En estos días azulados, apagá tu celular y disfrutá, poné en pausa el trabajo, los mandados (¡nunca el vino!) y vuelve a lo que amás. No tenés que volver al centro, pero el centro es un buen lugar para empezar.

LA RUTA DEFINITIVA DEL CENTRO HISTÓRICO

Desayuno en Los Dolores. Tu día perfecto en el centro histórico comienza en Plaza Los Dolores. Perdete en los laberintos del mercado y ordená (te recomiendo Baleadas Lourdes o la Mega-Baleada) una baleada con “todos los mickeys”. Después, visitá las palomitas en la Plaza, conocé la iglesia con su fachada barroca, apreciá el retablo reluciente, sus pisos de mosaicos, sus detalles únicos.

Visitas a museos. Ahora, seguí hacia el primer bloque cultural del centro histórico. Existe una buena cantidad de museos y espacios culturales en Tegucigalp­a y su mayoría se ubican en el centro. ¿Ya visitaste las exhibicion­es del Museo para la Identidad Nacional? ¿Y la Galería Nacional, con sus tres salas y tres generacion­es? ¿Conocés la Antigua Casa Presidenci­al? ¿El Museo Histórico Militar?

Comprá pan dulce. ¿Qué hogar está completo sin pan dulce? Yo recomiendo Basilios en la Peatonal, pero también podés visitar nuestra querida Chinda Díaz o La Baguette. Podrás encontrar diferentes opciones si te das una vuelta por el Paseo Liquidámba­r…

Caminata por La Peatonal. La calle con más tráfico peatonal en nuestra ciudad, una experienci­a diferente cada vez que la visitás, el olor dulce de pan recién horneado, un artista decorando el suelo con sus pinturas, las notas de un violín urbano… caminá, olvidate de todo, llegá hasta el Parque Central. Parque Central & Catedral San Miguel Arcángel. La conclusión del Paseo Liquidámba­r es el Parque Central, donde casi siempre hay un espectácul­o en el escenario, donde las personas convergen y platican, juegan dominó con un amigo, juegan con sus hijos, caminan hacia la Catedral para participar en la misa del día. No podés perderte un vistazo a esa cúpula dorada. Almuerzo en el Duncan Mayan. Restaurant­e icónico de Tegucigalp­a, que existe por más de 50 años, ¿qué mejor lugar para esconderse del sol por un ratito?

Tardear en La Leona. Después del almuerzo, podés subir las cuestas de La Leona (a pie o en carro) hasta llegar al pintoresco parque. Disfrutá de la vista, de los rinconcito­s que llevan a Buena Vista y la Buenos Aires, bajá las escaleras escondidas, apreciá la vista de nuestra ciudad.

Bajar la cuesta Lempira. Y cuando regresés al centro, la mejor ruta es la Cuesta Lempira (tengo 24 años y todavía siento un poco de miedo al enfrentarm­e con esa calle empinada).

Hoy se vale pedir un postre. Yo recomiendo una crepa en Café con Libros, la cafetería escondida en el segundo nivel de la Librería Bautista. Perfecta hora para tomarse un capuchino o un café negro, o tal vez un smoothie de frutas. Disfrutá una obra cultural. ¿Por dónde empiezo? Los jueves de jazz en Bourbon House son excelentes, al igual que los cafés poéticos de Café Paradiso. Inauguraci­ones en el MIN y la Galería Nacional, conciertos impromptu en Casa Quinchon o el Paseo Liquidámba­r, la sinfónica en el teatro, obras nuevas y vanguardis­tas en Casa del Teatro Memorias, festivales, intervenci­ones artísticas–es difícil mantenerse al tanto, pero seguro existen páginas digitales que comparten todas las actividade­s… Tomarse un shot. ¡Y terminemos la noche con un traguito! No sos hondureño, si no te has tomado un calambre en el famoso New Bar de Tito Aguacate. También podrías pasarte por el Hostal La Ronda, jugar una ronda de GiantJenga y después atender una lectura de poesía en Café Paradiso.

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Arriba, inconfundi­ble imagen de la iglesia Los Dolores, construida en la tercera década del Siglo XVIII. Abajo, escultura de San Miguel Arcángel en la Plaza Los Dolores
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Acogedor rincón en Café Paradiso. Foto de MJ Casanova Fachada del Teatro Manuel Bonilla, inaugurado el 15 de septiembre de 1915 Entrada de Duncan Mayan, fundado origi nalmente en 1896 Má de5 colorid s lámparas cuel gan en e ciel del Paseo quidámbar, l...
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