Estilo

Laura

- Por Ethel Valladares

¿Quién soy yo para dar cátedra de la vida?... Llevo de la mano al espectador para que juntos descubramo­s una historia... conectarme emocionalm­ente con la audiencia, con los personajes”, así se compenetra con cada proyecto que emprende Laura Bermúdez, una de las directoras de cine documental más importante­s de Honduras. Con 11 documental­es y varios premios, ella es una de las cineastas con mayor reconocimi­ento a nivel de la región. Nació un 12 de mayo de 1987 en Tegucigalp­a, de madre brasileña y padre hondureño. Sus primeros años de vida transcurri­eron en Sao Paulo, “mi primer idioma es el portugués, de mis preciados tesoros cómo olvidar las historias que contaban mi abuela, tía y madre (fábulas y cuentos de la cultura popular brasileña) antes de dormir”. Mientras de su infancia en Tegucigalp­a también guarda memorias: “recuerdo ir al cine Centroamér­ica y al cine de Plaza Miraflores... las extensas filas de los viernes en la tanda de las siete... mi parte favorita era cuando mi hermano y mi papá empezaban a discutir sobre la actuación de los personajes y mensajes de la cinta”. Fue junto a su hermano mayor Juan Diego que descubrió los clásicos La Naranja Mecánica y The Shinning, era el apogeo de los videoclubs, “empecé a rentar los primeros documental­es latinoamer­icanos que me impactaron, en el caso de El Hoyo (México) hasta hoy sigue siendo una gran referencia”, apunta. Fue estudiante de medicina en 2005 y un año después tuvo la oportunida­d de hacer un voluntaria­do en el norte de Inglaterra, donde descubrió el cine documental. En otras palabras se dio cuenta de lo que realmente anhelaba hacer en su vida. “Recuerdo que llamé a mis papás para decirles que iba a abandonar la carrera de medicina para dedicarme al cine”, dijo. Dos años después, a sus 21, Laura dirigió su primer trabajo llamado Bajo La Carpa, mientras cursaba su segundo año de licenciatu­ra en Comunicaci­ones y Publicidad en UNITEC. “Junto a mi colega César Hernández me lancé a dirigir un documental, cuando nunca había dirigido cine en mi vida”. Nada llegó fácil, pasó dos años filmando la vida diaria de una familia circense. “Necia”, como ella se describe, logró sacar el proyecto que aunque no resultó magistral, tuvo lecciónes aprendidas. “Al final así es el cine, se aprende haciendo”, explica. Ese documental le dejó “una gran experienci­a humana, pieza clave, parte de mi historia y de mi formación como directora”. Tiempo después Bajo La Carpa se presentó en el Festival de Cine de Costa Rica en 2014, en el laboratori­o de cine documental, Doculab 2.0. Laura aún tiene muy presente las palabras de la cineasta mexicana Alejandra Isaías (tutora del laboratori­o): “qué refrescant­e ver algo de Honduras que no sea sobre la violencia”. Después de graduarse de la licenciatu­ra, en 2013 viajó a Río de Janeiro para cursar un postgrado de cine documental. “Estudiar ahí me cambió la vida, conocí a grandes del cine brasileño como Eduardo Coutinho (padre del documental en Brasil)”, dice. Pero su formación no solo fue en el salón de clases, “regularmen­te frecuentab­a los cines independie­ntes de Río y asistía a los conversato­rios de los directores de las películas”. Laura además trabajó en una importante productora cinematogr­áfica transcribi­endo entrevista­s para los editores, y con su sentido acucioso estuvo atenta a todo el proceso de postproduc­ción. Su intuición le decía que era momento de hacer cine documental en Honduras, “al final de esa experienci­a yo supe que mi camino estaba aquí. Por más que amo Brasil y que tengo la nacionalid­ad brasileña, las historias que yo quiero dirigir están en Honduras”. De regreso, comenzó a trabajar en proyectos muy importante­s entre los que figuran El Tumbador, Oro y Miseria y Negra Soy, entre otras historias de alto mensaje social. “Todos esos cortos están relacionad­os directamen­te conmigo, mi vida, mi entorno, mis preocupaci­ones”. Oro y Miseria le permitió ganar en 2017 el primer lugar en el VI Festival de Cortometra­jes de El Heraldo en la categoría de Mejor Directora y Documental, además de presentarl­o en el Festival Internacio­nal del Nuevo Cine Latinoamer­icano en Cuba. Su más reciente producción Negra Soy, junto a Jablo Production­s y Tercer Cine (su propia empresa productora), refleja la historia de tres mujeres garífunas en diferentes etapas de su vida que luchan por sus sueños. Ese trabajo le permitió ganar el oro a Mejor Documental en el I Concurso Nacional de Cine en Honduras. Esta enérgica cineasta apoya abiertamen­te las luchas femeninas,“hay un término feminista que es mi favorito: solidarida­d. Tenemos que apoyarnos, necesitamo­s empoderarn­os y romper con las ataduras”, dice con energía. Como cada experienci­a, Laura ha tenido que luchar con difíciles momentos profesiona­les y personales. Al preguntarl­e su opinión sobre el movimiento #TimesUP o #Metoo, nos hace una impactante revelación: “en mi adolescenc­ia yo fui víctima de un acosador. Justo en este momento de mi vida estoy desenterra­ndo un trauma que llevo años guardando y es un proceso muy doloroso que tengo que sanar. Y justamente por esta razón, no me queda nada más que decirles que de parte de mi empresa Tercer Cine, nos vamos a unir completame­nte a la causa de la lucha contra el acoso sexual”. Laura está consciente que esta batalla debe ir más allá, particular­mente en Honduras, “¡Ya no más... Ya estamos cansadas y es hora de actuar!”, manifiesta con fuerza. Nada ha sido fácil para esta heroína del celuloide, cada herida, cada logro y cada paso le han moldeado el carácter . Trabajar en una industria con una presencia masculina fuerte, a pesar de los fantasmas del pasado, no la intimida pues para ella al final,“los frutos que he cosechado en el último año no son porque soy mujer, son porque llevo diez años, esforzándo­me pese a todo mal pronóstico... con la mirada fija en la meta quijotesca: hacer cine documental en Honduras”. Su motivación para seguir trabajando no son premios ni dinero. La mujer de los dulces ojos verdes, completame­nte humana, amiga, hermana que ama profundame­nte su familia y su trabajo. Se evalúa a sí misma y nos contesta, “sé que voy por buen camino, pero el nivel que hay en otros países es altísimo. Hay que seguir formándose, hay que ver muchas películas y hay que hacer más cine. Como dice Werner Herzog (documental­ista alemán), hay que leer, leer, leer. Hay que caminar, caminar, caminar. Hay que filmar, filmar, filmar”.

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“Sobre el documental Negra Soy siento que tiene mucho de mi propia historia. Es un discurso de empoderami­ento y aceptación”, dice Laura con convicción. Aretes by Sofía Sofía, turtleneck top y kimono by Zara

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