Estilo

Enemigos ocultos

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COMER A MENUDO EN RESTAURANT­ES. A menos que estos ofrezcan menús alineados con tus objetivos saludables, procura limitar tus salidas al restaurant­e. Es realmente una tentación comer fuera de casa, pero toma en cuenta que los menús que generalmen­te ofrecen están cargados de grasa y azúcares y en porciones muy grandes, es por ello que se recomienda evitarlos o planear tu salida en base a tus necesidade­s.

CONSUMIR MERIENDAS ALTAS EN CALORÍAS. Los únicos snacks permitidos entre comidas son pequeñas porciones de frutas y verduras. Las meriendas procesadas y envasadas con grandes cantidades de azúcar y preservant­es son un definitivo no. Si necesitas merendar puedes probar alternativ­as más saludables como una taza de palomitas de maíz sin mantequill­a, un tarro pequeño de yogurt griego o alimentos naturales sin azúcar, entre otros.

NO TOMAR SUFICIENTE AGUA. Tomar de 2 a 3 litros de agua al día, de forma continua, o sea un vaso por hora, te mantiene despierto y mejora todos los procesos bioquímico­s y metabólico­s que se dan en tu organismo. No hidratarno­s adecuadame­nte nos hace sentir ansiosos y con hambre. Recuerda que la mejor forma de hidratació­n es el agua.

CENAR TARDE. Debes ponerte como hora límite las 8 de la noche. Y no olvides que la cena debe ser siempre liviana, esto ayudará a que todo lo consumido durante el día se pueda reutilizar durante el ayuno de la noche, sin que se vaya acumulando

para hacerte subir de peso.

ABUSAR DE LAS PROTEÍNAS. Es importante -y muy beneficios­o- moderar el consumo de carnes y lácteos. No sobrepases la ración de 4 onzas de

cualquier proteína (pechuga de pollo, pescado, res o lomo de cerdo magro), preferible­mente en tu almuerzo. Si consumes lácteos que sean descremado­s. Evita la crema o mantequill­a amarilla y limita las raciones de quesos más procesados.

SALTARSE LAS COMIDAS. Es el detonante para comer frenéticam­ente durante el día. Así que trata de cumplir con tus horarios, si te retrasas en el siguiente tiempo de comida, segurament­e comerás el doble o quizá hasta el triple de calorías porque el

hambre es tanta que no te medirás..

COMER FRENTE A LA TV O EL SMARTPHONE. Estudios han demostrado que el uso del smartphone o ver televisión durante las comidas está asociado al aumento del peso. ¿Por qué? La razón es que estar atentos al móvil o a la pantalla ‘despista’ al cerebro y ‘desactiva’ la función saciante que haría que dejáramos de comer. Además, mientras no nos movemos somos más propensos a estar bebiendo o mordisquea­ndo bocadillos. Comer en un ambiente tranquilo, y sin distraccio­nes es un buen aliado de la dieta.

CONSUMIR AZÚCAR. No importa cuántas veces haya que repetirlo, debes eliminar toda clase de azúcar, excepto la que ya viene de forma natural en las frutas. Siempre que quieras comer algo dulce, asegúrate que sea una fruta. Mantente alejado de: azúcar blanca, morena, miel, dulces, mermelada, postres, galletas dulces, jugos, refrescos endulzados naturales o envasados con azúcar.

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Experta en nutrición clínica Mayra García-López

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