FIGHT FOR YOUR LIFE
¡No te desanimes! Recibir un diagnóstico de cáncer de seno significa el comienzo de una batalla que puedes ganar. Aquí algunas armas para lograrlo.
Asimple vista es difícil creer que es una sobreviviente de cáncer de mama. Su figura menuda y aparentemente frágil contrasta con sus ojos vivarachos y su energía. Isabel siempre está activa, camina de aquí hacia allá en nuestra redacción, optimista, servicial, haciendo planes futuros pero viviendo intensamente el presente. No podía ser de otra manera para alguien que hace unos años se convirtió en una de esas ocho mujeres que son diagnosticadas con cáncer de mama. Lo supo así, de repente, como una ola gigante que te atrapa y te deja sin respiración, te arrastra y golpea, y luego te arroja a la orilla desvalida. “No sabía que algo estaba mal. Cada período menstrual me dolían los senos y lo asociaba con la fibrosis que me habían detectado cuando tenía 30 años”. El destino la llevó a la Fundación Hondureña Contra el Cáncer de Mama, Funhocam, a donde llegó a entregar unos documentos, “la doctora me revisó por cortesía y de inmediato detectó que algo estaba mal”. Isabel se practicó una mamografía convencional y posteriormente un ultrasonido, en los que no aparecía nada. Siguiendo recomendaciones médicas se realizó una mamografía 3D y el resultado fue un hallazgo sospechoso en la mama izquierda. Su ginecólogo le indicó una biopsia y no tardó en explicarle los resultados, “tiene un carcinoma in situ, lo que significa que está focalizado...” Isabel no recuerda muy bien el resto de la conversación, su reacción ante ese diagnóstico fue más que predecible, “yo fui sola al médico y al escucharlo comencé a derrumbarme, llamé a mi familia cercana y me puse a llorar. Entonces tenía 46 años, mi primer pensamiento fue que iba a morir, que no iba sobrevivir”. Pero no podía paralizarse, era el momento de empezar la lucha, la que tuvo como punto de partida el quirófano donde fue sometida a una cuadrantectomía, una operación para extirpar el cáncer y un poco del tejido que lo rodea, pero no la mama en sí. “Fui hasta cierto punto bendecida”, dice Isabel, que salió de la sala con una mezcla de alivio, ansiedad e incertidumbre. Esto era apenas el comienzo. El siguiente paso requería mucha fuerza de voluntad, pero luego de enjuagarse las lágrimas encontró las fuerzas en Dios y la inspiración en sus dos hijas para someterse pacientemente a 32 sesiones de radioterapia. “No es fácil, lloré a solas largas noches en las que no podía dormir”. Navegando entre un mar de emociones, visitas al médico, estrés y efectos secundarios del tratamiento que incluye desde náuseas y cambios en la piel, hasta depresión y constante fatiga, Isabel logró cumplir al pie de la letra todas sus sesiones. Hoy puede decir con alegría que superó la enfermedad, y aunque contarlo podría sonar fácil, fue todo lo contrario. Pero como en toda etapa, hubo un aprendizaje, un efecto positivo, “mi vida cambió después del cáncer, me volví más humana, con más fortaleza y al mismo tiempo más sensible. Aprendí muchas cosas, renuncié a ser materialista y dejé de preocuparme por situaciones a las que antes les daba demasiada importancia”. Ahora es una mujer diferente, que cumple al pie de la letra con sus cuidados post cáncer, come sano y busca siempre vivir en armonía, haciendo que valga la pena cada minuto. Ninguna mujer está sola en una lucha como esta, a continuación compartimos algunas claves para hacerle frente a un diagnóstico de cáncer de seno y ganar la batalla.