TU MAYOR BATALLA
No es nada fácil, un sube y baja de emociones amenaza tu equilibrio. Pero no te rindas, un cambio de actitud también ayuda a combatir el cáncer de mama.
R ecibir un diagnóstico de cáncer de seno cambia la vida de cualquiera. No solo en el plano físico, sino también en el mental. Ya nada será igual que antes, habrá cosas negativas y positivas, pero es bueno recordar que aunque cada paciente experimenta la enfermedad de manera distinta, la actitud con que se afronten esos cambios marcará la diferencia. Probablemente pasarán diferentes etapas emocionales luego del shock inicial del diagnóstico. Hay que darse tiempo para procesarlo, moverse de la negación hacia la aceptación y luego comprometerse con la batalla. Los sentimientos de miedo, enojo y depresión son normales, todos llegan en avalancha. Si este es tu caso, sé amable y comprensiva contigo misma, no importa lo que hayas vivido antes, un diagnóstico de este tipo tendrá un profundo impacto y tienes derecho a sentirte mal. Con los tratamientos llegan también los efectos secundarios que causan cambios físicos, náuseas, pérdida de apetito, insomnio y fatiga, entre otros. En este momento juegan un rol importante la familia y los amigos, que se vuelven tus cocineros, enfermeros, psicólogos, cómplices y aliados, acepta su ayuda y entiende también a aquellos que prefieren alejarse, no lo hacen porque no te quieran, sino porque no saben cómo manejar sus emociones al verte enfrentar esta enfermedad. También encontrarás nuevos amigos, personas que como tú, se encuentran en esta batalla por la vida o ya la superaron, mantén tu mente abierta, todos ellos pueden hacer tu camino más llevadero. La incertidumbre llegará, no lo dudo, pero debes mantenerte optimista a toda costa. Lo mejor es enfocarte en el momento presente, ser consciente de todo lo que te rodea y agradecer lo que tienes sin pensar demasiado en el futuro. Respira y si es posible, aprende a meditar. ¡Será de gran ayuda! Si sientes que la tristeza se vuelve una constante, analiza bien y encuentra la causa. Busca en tu mente, quizá los pensamientos negativos están atascados en tu cabeza. Recuerda que tienen poder y si no los cambias ellos te cambiarán a ti. Aprende a cultivar el positivismo aún en los días más difíciles. Diversos estudios médicos han demostrado que el pensamiento positivo es poderoso de muchas maneras. Puede que no sea una cura, pero si una herramienta útil para las pacientes. Los que piensan de una manera más productiva y positiva tienden a vivir vidas más largas y saludables. Son el tipo de personas que ven el vaso medio lleno y eso las hace más receptivas al tratamiento. Una vez que hayas terminado el tratamiento y superado la batalla, verás la vida con otros ojos, incluso reconocerás que el cáncer te enseñó muchas cosas positivas. Entonces, aquellos que te acompañaron a lo largo de la jornada sabrán que eres aun mejor ser humano que antes.