Estilo

ZONA DE LECTURA 2018

- textos Marianella Cordero Correspons­al ESTILO en Costa Rica

Tuvo toda la facha de año bisiesto, pero no. No lo fue, ¡fue peor! Sin embargo, El destino no está echado para vos ni para mí. Por muchas bolas de cristal, horóscopos u oráculos que nos cuenten, está en manos nuestras tomar la experienci­a, dulce o amarga, transforma­rla en aprendizaj­e y ponerle bonita cara a la nueva oportunida­d. Así que anímate y despúes del balance del año que ya termina, practica tu mejor sonrisa y dale la bienvenida a 2019. En unos meses

veremos cómo nos recibe.

onestament­e, y sin ser malagradec­idos, porque estar vivos, siempre es ganancia, este año que acaba, no será uno de esos que uno recuerde con una sonrisa. A ver si a vos te pasó lo que a mí. He conversado con colegas, familia, amistades, y parece que por consenso, ¡este año apestó! Me ha pasado con los años pares – 2016 tampoco fue bonito – pero si comienzo a desmenuzar este, ya se veía venir la avalancha. Campaña política en Costa Rica, ¡ufa! Puedo contar con las manos, la cantidad de amigos que perdí por una campaña que fue más allá de lo político, nos confrontó y de repente nos puso a hablar de temas delicados como religión, valores, discrimina­ción. Y para peores, hubo segunda ronda – pobre hígado – y digamos que, al acabar, dijimos “listo, salimos de la campaña. Qué suerte que viene el mundial”. No, la verdad es que el fútbol tampoco ayudó. No nos fue como esperábamo­s. O no llegamos hasta donde quisimos. Ni siquiera llegaron los italianos, ¡ya con eso yo sospechaba que algo iba a estar mal! Demasiado lejos, demasiado frío, mucha matrioska, poca pasión. El mundial de las sorpresas, dicen los que saben de deportes. Yo diría el mundial a bu rri do.

Desde el norte, sin decir nombres, el señor del bisoñé rubio, y su poco simpática secretaria de prensa, tuitean una y otra y otra vez, confirmand­o que no siempre los pueblos son sabios. Y en nuestra región, ni qué decir. Nicaragua duele y preocupa. Esta cintura de América que parecía haber encontrado el camino a la estabilida­d, lo pierde y lo paga con sangre. No es fácil ver hacia otro lado, porque somos pequeños, estamos pegaditos. Y entre hermanos, la tragedia duele como si te pasara a vos. ¿Salud, dinero y amor? Bueno, salud tuve, tengo, pero he hecho varias visitas al hospital porque la familia se complicó. Ir al hospital o regresarte a tu casa sabiendo que un familiar queda interno, sí que te cambia la perspectiv­a de las cosas. No hay campaña, campeonato, dinero o amor que valgan.

¿Amor? todo retrógrado. Le cayó un meteorito y no quedó ni el cráter. Dinero, ¡qué pasa con el dólar! Yo tuve que huir en busca de un alquiler más amable con mi billetera. El plan de ahorro que siempre emprendo – y nunca cumplo – ahora sí, quiera o no, lo tengo que ejecutar.

Cuando los años como 2018 nos agarran cual piñata, solo quedan dos caminos: uno, el berreo (mal de muchos, consuelo de tontos. Como todos salimos golpeados, este consuelo unánime lo hace a uno sentir menos atacado por el destino). Mirá cuántos párrafos llevo de quejas. Ya, ya estuvo. Aunque dejé cosillas por fuera. Sí, 2018 no estuvo ni fácil, ni bonito. Hace rato estoy deseando que pasen las semanas rápido para brindar a medianoche del 31, por un año nuevo, en blanco, inocente y sin karma.

El segundo camino, es ese: hacer lo que hacemos después de que uno se cae en plena calle. Sacudirse las rodillas, levantarse con dignidad, respirar hondo, ver a los lados y sonreírle a los que nos vieron caer. Ya pasó. El destino no está echado para vos ni para mí. Por muchas bolas de cristal, horóscopos u oráculos que nos cuenten, está en manos nuestras tomar la experienci­a, dulce o amarga, transforma­rla en aprendizaj­e y ponerle bonita cara a la nueva oportunida­d. Porque repito, estar vivos es la primera gran ganancia. Hay que agradecerl­o. Tener la oportunida­d de avanzar, cambiar, emprender, también se agradece. Lo cierto es que no hay dos años malos seguidos. Te lo aseguro. Nunca van dos seguidos. (Me tratan mejor los impares, en general).

2019 no será bisiesto, así que no veo yo por qué no vamos cerrando 2018 como quien se despide de un apartament­o en mudanza. Lo que sirve, nos lo llevamos. Lo que se quebró y ya no sirve, a la basura. Lo que tiene uso, pero no para nosotros, regalémosl­o o reciclémos­lo.

Menos peso en la mochila, aire nuevo en los pulmones. Lo siento, 2018, si la mala fui yo, “no sos vos, soy yo”. ¡Jajaja!. Si querés te vas, gracias por lo aprendido. Lo único que tengo y que tenemos los humanos, es el ya, el ahora, así que tampoco te voy a dar más importanci­a de la necesaria.

De annus horribilis, a annus mirabilis. ¡Salud, querido lector!

CUANDO LOS AÑOS COMO 2018 NOS AGARRAN CUAL PIÑATA, SOLO NOS QUEDAN DOS CAMINOS: QUEJARNOS O LEVANTARNO­S CON DIGNIDAD

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras