Sergio Ramírez
ESCRITOR, POLÍTICO, INTELECTUAL Y OPOSITOR
Sergio Ramírez es uno de los orgullos del Istmo centroamericano. El Premio Cervantes 2017 (el más importante en lengua castellana) le puso la guinda a una carrera en la que todavía queda mucho por brillar.
El literato nicaragüense ideó el certamen literario más importante de la región, Centroamérica Cuenta, que se venía celebrando en Nicaragua desde 2012, pero que este año tuvo que emigrar a Costa Rica, por la lamentable situación en que se halla inmersa ahora Nicaragua.
En 1977 Ramírez encabezó el grupo de los Doce, formado por intelectuales, empresarios, sacerdotes y dirigentes civiles, en respaldo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en lucha contra el régimen de Anastasio Somoza. Dos años más tarde, con el triunfo de la revolución, integró la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. Fue electo vicepresidente en 1984. En 1996 rompió con el Frente Sandinista, y se retiró de la política para retomar su vida de escritor. Sin embargo la realidad de la región lo sigue atrapando y le dedica horas de lectura y debates.
El intelectual nicaragüense considera que el narcotráfico constituye un riesgo muy alto para nuestra región, incidiendo en que la pobreza y la debilidad institucional hacen a algunas naciones más débiles en la lucha, además de ser un puente natural para el tráfico de drogas. “Es una región muy compleja, muy débil, muy alterada en el pasado por luchas insurgentes, por golpes militares, por la insurgencia de las maras, por el crimen organizado, por los delitos comunes y los altos niveles de homicidios. Todo eso debilita la democracia igual que la infiltración de los narcos”, explicaba hace algunos años a E&N.
Apunta a la desigualdad social como la gran amenaza para Centroamérica “porque engendra clientela de colaboradores para el narcotráfico y para las pandillas juveniles, engendra migración forzosa hacia la frontera de los Estados Unidos o migración intracentroamericana, eso desestabiliza los sistemas económicos internos porque se pierde mano de obra”. A su juicio, el desarrollo que debe tener nuestra región como meta tiene que partir de la educación y de una distribución más justa de la riqueza.
Ramírez es un firme defensor de la movilidad de los trabajadores entre nuestros países. “Además del tratado aduanero, otro puntal de la integración verdadera es el libre mercado laboral”, y apunta a que una de las cosas muy positivas del CA-4 “que debería ser un CA-6” es el tránsito de personas con la cédula de identidad.
En todo caso, no tiene una mirada totalmente negativa del Istmo, ya que considera que hemos vivido avances en muchos sentidos, “pese a las grandes desigualdades sociales que siguen sobreviviendo”, con una estabilización de la macroeconomía de prácticamente todos los países (si bien en este momento su Nicaragua está viviendo una situación excepcional en todo sentido, que también está arrastrando a la economía); y apunta, cómo no, a Nicaragua, como el gran rezago democrático de la región.
El autor de ‘Margarita, está linda la mar’, o ‘El cielo llora por mí’ (entre más de medio centenar de obras) no ha escatimado críticas, desde hace años, hacia el gobierno de Nicaragua. Hoy es un opositor irredento de la dictadura Ortega - Murillo que desde hace años asola su país.