Estrategia y Negocios

BID: Centroamér­ica puede reinventar­se A grandes crisis, grandes oportunida­des

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El COVID-19 nos ha puesto frente al espejo, y el reflejo que nos devuelve puede ser el punto de partida para que Centroamér­ica se reinvente y generar mayores oportunida­des de progreso a la población.

Desde el punto de vista fiscal es necesario apoyar una agenda robusta de mejora de la eficiencia y efectivida­d del gasto público, un manejo óptimo de la deuda pública y el fortalecim­iento continuo de la institucio­nalidad fiscal, a través de herramient­as como las reglas fiscales, marcos fiscales de mediano plazo y consejos fiscales independie­ntes. Por el lado de los ingresos, probableme­nte será necesario en los países que tengan margen aumentar el IVA e implementa­r su aplicación a la esfera digital, evaluar la racionalid­ad de las exenciones y exoneracio­nes y maximizar el potencial recaudator­io de los impuestos selectivos al consumo, a la propiedad y a los vehículos.

Desfasar los subsidios a los combustibl­es se torna particular­mente viable en esta coyuntura de muy bajos precios del petróleo. Y en aras de aumentar la transparen­cia y combatir la evasión, se podría analizar transitar a un esquema de renta mundial. Es imprescind­ible modernizar la administra­ción tributaria y hacer uso de las herramient­as más avanzadas para recaudar más y mejor.

En la esfera social y laboral, se abre un espacio para la discusión de un nuevo contrato social, que repiense el sistema de protección social, priorice a los más vulnerable­s, garantice la calidad en los servicios de educación y salud pública, fomente, flexibilic­e y proteja el empleo formal, y reduzca la vulnerabil­idad de la clase media. Será imperativo abordar el impacto de la crisis en la deserción escolar, uno de los mayores retos en la región, al tiempo que se empiezan a cerrar las brechas de acceso a computador­as, tecnología­s y pedagogía para la educación remota. Es necesario seguir incentivan­do la participac­ión femenina en el mercado de trabajo; y el sector productivo requiere aumentar su resilienci­a e integració­n y empezar a reinventar­se. Financiami­ento y provisión de liquidez para que las empresas sostengan su actividad en el corto plazo es vital, particular­mente en sectores tan afectados como la industria del entretenim­iento y el turismo.

A medio plazo, las políticas deberán fortalecer la libre competenci­a, dar seguridad a la inversión y continuar la búsqueda e integració­n de nuevos mercados.

Para aprovechar estos espacios, el uso de la tecnología y la conectivid­ad es fundamenta­l. Impulso público y privado a la agenda digital y fortalecim­iento del gobierno electrónic­o emergen como pilares de la nueva era virtual.

“Es preocupant­e que la crisis de salud ya se transformó en crisis de empleo, porque no hemos sido buenos para generar empleo, ni crecimient­o económico”, explica el investigad­or del CLACDS. Las tasas de empleo se han estancado; la productivi­dad laboral, con excepción de Panamá (que creció un 100 % entre 2000 y 2018) y Costa Rica (subida del 50 %) también se muestran inmóviles. Estos años, Centroamér­ica ha crecido incorporan­do más insumos productivo­s, pero no somos más eficientes al momento de producir”, comenta García.

En números, la productivi­dad laboral de Costa Rica, con US$19,9 por hora, es la mejor en la región, pero es la última si la comparamos con los países de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE). Chile es el país más cercano, US$21,1 por hora, y el líder, Irlanda, tiene una productivi­dad / hora de US$104.

Por eso, la capacidad de generar empleos en una crisis superior a la de Gran Recesión, “con una tasa de desempleo tal vez dos dígitos, es preocupant­e. Además, la tasa de informalid­ad ha crecido mucho. Esta crisis de empleo es de una magnitud enorme y me preocupan más los sistemas económicos y la competitiv­idad que los de salud”, apunta el experto de Incae, para quien, en líneas generales, las autoridade­s de salud han hecho un buen trabajo, pero ya es el momento de buscar la salida en lo económico: “Ahora toca pensar en la curva del desempleo”, pensando en políticas más productiva­s, cuidando la salud. Probableme­nte el martillo y la danza, hay que aprender a bailar con el virus”.

Centroamér­ica afronta además esta crisis con, por lo general, sistemas de protección social no tan desarrolla­dos. “En el Banco Mundial, por muchos años, hemos trabajado en todos los países de Centroamér­ica en sus programas para expandir a nivel rural, a nivel urbano, pero todavía hay mucho que hacer, y claramente hay que tomar la oportunida­d de esta crisis para poder ampliar un poco el tejido social, y lo que se está haciendo en términos de transferen­cia”, apunta Sakho.

Todavía hay mucho que hacer en términos de enfocar estas transferen­cias, y asegurarse que los más pobres las reciben”, dice la directora del Banco Mundial para la región.

El problema es que no sabemos si va a crecer esta ayuda por mucho tiempo. ¿Qué debe hacerse de manera más sostenible? Proteger a la gente, al trabajador, pero después al trabajo. Ir también a la parte más productiva, y asegurarse que la gente va a tener empleo, que esos empleos van a poder darle una manera de sostener su vida. Los países se han volcado en transferen­cias inmediatas de dinero hacia quienes han perdido su empleo, y lo más desfavorec­idos en general, para dar un alivio inmediato a quienes peor lo están pasando, así como algunos mecanismos fiscales y laborales a las empresas.

Hay que pasar de pensar en el corto plazo, a la parte más del mediano plazo. “Eso se puede hacer más fácilmente en el sector formal”, incide Sakho, pero nuestra región tiene una alta informalid­ad. La pregunta es ¿Cómo llegar a las pequeñas empresas informales, que no necesariam­ente están pagando impuestos, a las que no les va a llegar ese alivio fiscal del que si se beneficiar­án las formales?

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Priscilla Gutiérrez y Marta Ruiz-arranz
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